– Es como un niño – fue la respuesta de Silvana a la pregunta de Elsa – a veces está enojado, me detesta, me evita y actúa como si yo fuera una hierba que irrita la piel, otras veces es comprensivo, me escucha, responde, siento que hay comunicación entre nosotros y no hablo del tipo de conversación en la que dos personas hablan, sino de cuando estás con alguien y entiendes lo que dice, aunque no haya demasiadas palabras ¿me estoy explicando? Elsa asintió. – Y a veces es… – se ruborizó un poco antes de continuar – muy apasionado, demasiado para mi gusto, no estoy lista para eso – se sentó sobre la cama – me odia, me detesta, me soporta, le gusto. – Eso es bueno – interrumpió Elsa y vio la expresión de Silvana – ¿no lo es? De hecho, lo era, que el príncipe Jonás tuviera sentimientos por