– ¿Qué pasará ahora? – preguntó Silvana. Jonás respiró profundamente – como dijiste, las personas que construyeron la mansión fallecieron hace mucho y pocos sabían que el terreno pertenecía a mi familia. – Actualmente, la mansión es nuestra – aclaró Silvana. – Cierto, cubriremos esa parte de la opinión pública, después buscaremos una reunión con los bárbaros para llevarlos al templo en la fecha que marca la tradición, sí aceptan ir desarmados. Silvana sonrió – no soltarán sus armas, los soldados los matarán, habrá bajas en ambos lados y la familia imperial lo usará como excusa para continuar con la guerra y la división fronteriza. Jonás admitió que era una posibilidad. – A menos, que una persona confiable esté presente durante el viaje. – Hablas de Gideon. – Hablaba de ti. Comenzó