El amanecer se acercaba y el cielo se fue iluminando.
Para Jonás la cantidad de luz fue irrelevante porque tenían cuatro antorchas encendidas y sin pensarlo levantó su espada para detener el cuchillo y desarmar a su oponente, no lo consiguió, el cuchillo era muy pequeño y ese hombre, independientemente de su tamaño, era muy rápido, en el tiempo en que Jonás levantaba la espada, quedaba a merced de la cuchilla, no podía moverse descuidadamente.
El grupo se componía de cuatro personas y los tres caballeros que lo acompañaban estaban ocupados, ninguno se interpondría, estaba solo.
Jonás se preparó para un ataque, el hombre respondió y en el último momento Jonás cambió de movimiento, atrapó la muñeca de su atacante con la mano izquierda y con la derecha hundió su espada.
La sensación fue d
