Evelyn era muy clara con las personas que le gustaban y aquellas a las que no soportaba mirar. – Su nombre es sir William Dalos, alteza – le informó Angelica con la mirada baja. – Soy el caballero que ayudó a entrar a la justa el año pasado – explicó William. Angelica se inclinó para susurrar – es el caballero que le regaló una rosa a Martha. – ¡Oh!, lo recuerdo – sonrió Evelyn – fue hace mucho tiempo, sin embargo, sir Dalos, espero que mi pequeño gesto de aprecio no haya sido malinterpretado, usted es un caballero que prometió protegerme y yo soy la princesa imperial, esa es la naturaleza de nuestra relación y no le permite involucrarse. William no se rindió – usted me recomendó frente al capitán de la guardia para que entrenara a los nuevos reclutas y no fuera a la guerra, también e