El carruaje de Irene Dalos, duquesa del territorio Santes solo de nombre llegó temprano por la mañana para el cumpleaños de Silvana, el evento era una pequeña reunión, nada formal puesto que aún no era parte de la familia imperial. – ¡Mamá! Irene tenía lágrimas en los ojos – mi niña, mírate – la abrazó con fuerza – te vez tan hermosa y tan alta, ¡cómo creciste tanto! – también miró a Elsa y extendió el brazo derecho para abrazarlas. – Ahora nos veremos más seguido – sonrió Silvana – después de que se muden. Irene les dio un beso en la frente a ambas. El siguiente en bajar del carruaje fue Felipe y al verlo, Silvana pensó que el comentario de su madre era muy gracioso, quien creció anormalmente fue él. – El príncipe Jonás no salió a recibirnos – señaló la duquesa. – Salió esta mañana