Finalmente, el día de la boda. Era primavera cuando Silvana llegó al palacio y ahora iniciaba el otoño, el clima era fresco con un cielo abierto y un sol muy brillante, los invitados ya estaban en camino a la iglesia, el carruaje esperaba junto a la familia imperial y después de varias horas de arreglo, cada pieza del atuendo nupcial estaba en su lugar. Silvana era la novia y al finalizar el día, la princesa heredera. Todo sería real una vez que abrieran la puerta de la habitación y ambos salieran. Por ser ese el último momento, Silvana quiso hablar con Jonás y preguntar – ¿qué ocurrió? Jonás suspiró y respondió sin mirar a Silvana a la cara – Flora dijo que estaba embarazada, fue una confusión, la llevé con un especialista y dijo que no había embarazo. – ¡Confusión! – se burló Silva