Violencia escupió sangre negra, estaba apoyada sobre el hombro de Guerra y al llegar al coliseo, se desplomó sobre el suelo – maldita sea, no estás muerto – lo miró con rabia – ¿por qué tengo esta porquería? – presionó su hombro odiando el estigma que la marcaba y la pérdida de su fuerza. – Asesinaste a un dios. – Asesiné una reencarnación – reclamó Violencia – no un dios. Lógicamente, Violencia tenía razón, los dioses que reencarnaban como mortales necesitaban morir para volver a ser dioses y fue lo que ella hizo, en teoría, asesinó a un mortal, sin embargo, las reglas no se aplicaban de esa forma. El asesinato de la encarnación de un dios se tomaba como homicidio porque rompía una de las reglas fundamentales de Verium. El juicio. Comúnmente, cuando un dios cometía un acto en contra