Seis meses después de que una sumina desquiciada entrara a la mansión Landevon, las reparaciones se completaron y Rosario miró las cajas apiladas con libros, reliquias y objetos que en ese momento no quería ver. Había demasiado que procesar. En una vida anterior, Rosario fue una sumina, vivió en el paraíso al servicio de la diosa de los Manantiales y fue amiga de Sabrina, en nombre de esa amistad, ella la dejó como heredera y ahora, esa gran mansión que ya no tenía propósito era suya, junto con todo lo que había en ella. Marcó un número de celular y esperó a que la llamada conectara. – Hola – saludó Alexa. Rosario suspiró, durante el juicio de Verium decidió conservar los recuerdos de su presente para no olvidar a la amiga que sacrificó su vida por ella – terminaron de empacar, ¿quier