El cielo se oscureció anunciando una tormenta, Danil miró su reloj, eran las dos de la tarde, pagó por la gasolina, tomó una bolsa de cacahuates y regresó a la camioneta – toma – lo lanzó a la parte de atrás para que Pamela la tomara. – No me gustan los días fríos – se quejó Yadira y estiró las manos para abrazar a William que estaba conduciendo. – Ahora no – le reclamó él para concentrarse en el volante. Pamela buscó su celular para ver recomendaciones de pizzerías y restaurantes, no tardó en encontrar la publicidad de un gimnasio, a su lado Yadira sonrió – ¿hay algo? – Nada – respondió William al revisar la brújula que estaba en su bolsillo, luego levantó la mirada para ver el semáforo que cambiaba a rojo y le lanzó la brújula a Danil – revísalo. Dos semanas atrás William recibió un