Un nuevo año comenzaba y Dominick visitó el museo para una reunión que esperaba con ansias y que estuvo llena de quejidos. – Muchas gracias, en verdad, muchas gracias. Era algo engorroso, pero tenía que soportarlo porque finalmente tenía lo que buscaba en sus manos – no es necesario que lo mencione o hable de los aretes – dijo mientras miraba la caja con las lágrimas de la princesa. El tema de la herencia se resolvió mucho antes de lo planeado y fue así, por los intereses involucrados, una vez que la casa pasó a ser propiedad de los hijos de Liliana Seldwyn, ella cedió los derechos de construcción sobre el camino que conectaba con Gladys y que era parte de su propiedad para dar inicio al proyecto de urbanización. – Muchas gracias, sí necesita algo más no dude en decirlo – insistió la s