– Hoy el sol se despertó, con un rastro de rocío, hoy ha nacido mi pequeño rayo de luz. – ¡Por favor detente!, o te mataré. William voltea a verme – es la canción de cuna de Selder, la reina se la cantaba a los príncipes y se quedaban dormidos. – La reina, ¡no tú!, William debo ser yo quien te lo diga, tu voz es horrible, esa no es una canción, es una tortura – oh – sigue cantando. Él me mira con el entrecejo fruncido y Faris se ríe. – Ma, pea. Faris adora cuando Retoño y yo nos enfrentamos – conozco a mis hijos mejor que tú, a ellos les gustan las batallas – trueno mis dedos – llama a Danil, organizaremos un torneo – cargo a Celeste. Mis hijos son adorables y muy inteligentes, aunque solo tienen dos años ya entienden el valor de una batalla y en cuanto Retoño se descuide, les enseñ

