Me observo al espejo viendo mi herida prácticamente curada, agradezco que la cicatriz sea casi invisible. Ya han pasado algunos días desde el ataque y desde que mi familia llegara. Nunca pensé que algo tan simple como un desayuno, un almuerzo o una cena me llenaran tanto de alegría. Pero es que ver a toda mi familia reunida con la familia de Sebastián y llevándose tan bien, no tiene precio. - No se notará – escucho la voz de mi averno al tiempo que siento su mano acariciar mi herida. - Ya no soy tan perfecta – digo recostando mi cabeza en su pecho. - Para mí, siempre serás perfecta – responde él en mi oído mientras nos vemos en el espejo. sonrió viéndolo completamente vestido mientras que yo estoy completamente desnuda, pero es que acabo de salir de la ducha. - ¿Puedo preguntarte algo?