Los nervios me pueden y creo que estoy a punto de vomitar mientras veo cómo las personas entran a la galería de Olaf. A mi lado, Atlas tiene su mano en mi espalda baja intentando calmar mis nervios. Esta es mi noche. Una que jamás pensé que iba a suceder, pero desde que regresamos a las vegas, Olaf estuvo sobre mí día y noche porque quería ver al menos tres esculturas, y así exponerlas. En un principio me negué, pero Atlas y mamá no dejaron que me escondiera y me apoyaron. Así que, aquí estoy, viendo cómo las personas empiezan a llegar y a deambular por el lugar. En los últimos meses, las cosas dieron un giro. Desgraciadamente, Grace falleció hace ocho meses. Flashback. —¿Cómo está? —Inquiero al doctor cuando sale de la habitación de Grace con gesto serio. Niega. —He aumentado la dosi
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