Capítulo doce

2050 Palabras
Eran aproximadamente las 4:00 de la tarde cuando una de las que atendía ingreso a su habitación a buscarla, la mujer con voz amable le menciono que pronto iban a comer, que, si podía bajar, era la primera vez de la pequeña Alba viendo a otras personas aparte de los que conocía. Al principio solo pudo conocer de cerca a su abuelo y a Leo, y por supuesto a quienes vio a la distancia, no obstante, nunca pudo interactuar con estos, esta vez era su primera vez hablando de cerca con uno y este ser era nada más y nada menos que un humano, uno de esos que tiene la sangre hirviendo, tiene calor corporal. —Si claro, enseguida bajo—murmura la pequeña tomando asiento sobre la cama, la mujer en cuanto escucho las palabras de ella se despidió sin más que decir y se retiró de la habitación. Hasta este momento la cabeza de ella no había hecho un clic, los platillos servidos en la mesa seguro eran comida humana, Alba nunca probo ninguno, es más casi no tenía la necesidad de consumir alimentos eran pocas las veces que se alimentaba en casa del abuelo, este solía darle a beber un poco de sangre y esto duraba unas semanas hasta su próximo consumo. ¿La comida humana, podría hacerle algún daño? ¿Ese platillo le resultaría desagradable o podría tomarle el gusto? ¿Comó eran los alimentos que ellos consumian? ¿Tendría una mala reacción si los probaba? ¿y si su cuerpo delataba que era un vampiro? ¿Cuál sería la reacción de camila si se daba cuenta qiue ella era un vampiro? En su vida jamás toco algún platillo humano, además el abuelo nunca trajo alimentos de los humanos, normalmente decía que no eran algo que pudieran consumir. Sin mucho que pensar la pequeña Alba deslizo sus pies hacia a fuera de la cama, dispuesta a fingir incluso sino pudiera comer ese tipo de alimentos, no importaba si podía o no consumirlo, ella iba a comer con aquella mujer, iba a disfrutar del tiempo que pudiera permanecer en su vida, las cosas al parecer son demasiado cortas cuando son demasiado buenas para ser ciertas. Todo saldrá bien ¿cierto? no, no te equivoques, todo tiene que salir bien, de eso depende nuestra vida, si algo falla no se que puede pasarme, nada puede fallar, el fracaso no es aceptable. A paso lento recorrió lo que le pareció un inmenso y basto pasillo, su casa no era tan grande, ni tampoco solía tener cientos de cuartos, pese a estar enorme se sentía muy silenciosa y así mismo un tanto vacía, a ese lugar le faltaba alegría, quizás unas cuantas más personas, desde que llego solo pudo ver a Álvaro, a la señorita Camila y a la sirvienta. ¿Puede haber más personas aquí? con el caracter de Álvaro lo dudo, pero si es por camila él podría haber aceptado que más personas vivieran con ellos, por qué Álvaro no es un mal hombre, alguien que ama y haría cualquier cosa por la otra persona no puede ser mala. Se pregunto mientras contemplaba su nuevo hogar. Sin darse cuenta pronto llego a las escaleras, bajo con ayuda del barandal temiendo poder resbalarse, eran demasiadas escaleras para una enorme casa, en medio del camino en las escaleras noto que al final la esposa de Álvaro la estaba esperando, esta mujer tenía una enorme sonrisa y un brillo muy característico, al cual ya se estaba acostumbrando a ver cada que la miraba. Alba continúo bajando las escaleras con mucha precaución bajo la mirada atenta de la dama. —¿Has descansado correctamente? —le pregunto la mujer una vez que estuvieron frente a frente, al mismo tiempo que toma su mano para dirigirla al comedor, Alba se dejó guiar, la escena ante sus ojos era un sueño, uno del que no quería despertar jamás, con voz amable le respondió a la mujer—Si, la cama es muy suave, no solo eso la habitación es preciosa, tiene una vista hacia el exterior. Me gusta muchísimo—el entusiasmo se le noto en la voz, no fue capaz de ocultarlo. Ella esta feliz. Creo que ahora lo entiendo, ese hombre desea ver la sonrisa de esta mujer por eso me permitió entrar a su hogar. Camila se sintió inmensamente feliz al escucharla, ese cuarto lo preparo con ilusión y esperanza para la llegada de su hijo o hija, antes de ser un cuarto para un niño o niña grande, fue una habitación realizada con amor para un bebe, cuando la decepción llego tras la noticia de que no podría ser madre, decayó sin poder evitarlo, hubo veces en las que dejo de alimentarse, de salir, de hacer todo lo que solía realizar con emoción, ni siquiera el sol podía calentarla. Luego Álvaro quien no pudo soportar viéndola vivir y pasar por esta situación opto por otras alternativas, estas le trajeron esperanza de nuevo, no obstante, estas volvieron a romperse cuando el permiso fue negado, no dieron razones válidas, todas y cada una de ellas solo sonaban a excusas. Al llegar al comedor Alba se sentó a lado de Camila, en la mesa ya estaban colocados los platillos que se iban a almorzar, los ojos curiosos de la pequeña no pudieron apartarse del par de hojas verdes en su plato, es más, todo lo que contenía el plato era desconocido, admitir que no lo conocía no era una opción, la mujer podría sospechar de su identidad humana y Álvaro no pasaría este pequeño error, la castigaría de cualquier forma. —¿Hay algo que no te guste? —le pregunto tocando el hombro Camila, Alba negó rápidamente simulando que no había ningún problema o incomodidad, después señalo las hojas, miro a la mujer y con voz bajita le pregunto en un susurro—¿Que son? —Camila no se sorprendió de que ella no lo conociera, si bien era sabido que los esclavos no consumían ese tipo de alimentos, ya que para no hacer gastos irrelevantes preferían darles sobras ya echadas a perder antes que darles buenos alimentos para nutrirlos. Esto era porque preferían embolsarse el dinero antes que tratar bien a quienes venderían. —Es lechuga—musito respondiendo la pregunta—es necesario para que un cuerpo este sano, todo lo que está en el plato es bueno para nuestra salud. —explico suavemente después le dijo el nombre de cada uno de los alimentos en su plato. Tras haber explicado un poco, 5 minutos después Álvaro ingresa al comedor con una sonrisa radiante de oreja a oreja, parece haber recibido excelentes noticias, lo cual explicaría su tan excelente buen humor, se dirige al asiento a lado de Alba. Si alguien lo viera diría que es la familia perfecta, Camila esta complacida por la escena, es lo que siempre soñó y por fin puede ver en la realidad, Álvaro come en silencio sin quitar su sonrisa de su rostro lo que ocasiona que Camila le pregunte por curiosidad. —¿Qué es lo que te tiene tan contento? —menciona antes de introducir el tenedor a su boca con un pedazo de lechuga, el hombre la mira y ríe un poco—La investigación pronto se llevará a cabo, estoy seguro de que tendré éxito, ni siquiera mi padre podrá imaginárselo. —Ni siquiera Víctor podrá lograrlo—comenta con el ceño fruncido—padre tendrá que reconocer que se ha equivocado, Víctor no es el indicado. El tiempo convirtió todo en una competencia para Álvaro, el odio que tiene a su hermano es enorme, no puede evitar odiarlo, porque él le quito todo lo que soñó tener, no solo el cariño de su padre, sino el de su madre, por ende, también a sus amigos y muchas otras cosas más. El ser el hijo perfecto delante de todos le costó el cariño de su hermano. Álvaro está seguro de que de la misma forma en que él le odia, Víctor también corresponde a estos sentimientos suyos, no por nada siempre intenta lucirse cada que ve que fracasa, se pavonea delante suyo disfrutando de su fallo, como hijo ideal limpia cada problema sin ningún solo error. ¿Acaso no es es lo que ha echo durante todos estos años? aparecer como un heroe cuando las cosas van mal solo para ganar un gran merito delante de su padre, siempre finge preocupación por mi, pero, ambos sabemos que no se preocupa por mi en absoluto y si desaparezco para él seria lo mejor. Que ni piense que le dejare el camino libre para ascender con facilidad, por qué no es así, no pienso dejarle las cosas sencillas. ... *En otro lado* Y en sus sueños aun la puede ver, no, inclusive sino la puede ver, al cerrar los ojos y al intentar dormir, la busca en su recuerdo, con esperanza a volver a verla una vez más, solo una, todas los días es lo mismo, dicen que no hay peor tortura que la mente de uno, ciertamente no se equivocan, el subconsciente es uno de los peor castiga por qué te recuerda cada pequeño error como si lo hubieras echo hace unos minutos aun cuando ya tiene un día o dos de cumplido. Vivir o morir sabiendo lo que has hecho es la peor de las torturas, hasta ahora se ha dado cuenta de ello, su mente es la primera en recriminarlo cada que vez que puede, el sentimiento en su pecho es extraño, no se había sentido de esa manera nunca antes, en verdad es de lo más raro que le ha sucedido. Recostado en su ataúd con los ojos completamente cerrados no puede dejar de trazar las líneas del rostro de su amiga en su cabeza, piensa en cada momento que compartieron, la forma en la que se quejaba de la sangre al consumirla, ella era extraña, era un vampiro más no parecia gustarle la sangre como a cualquier vampiro. Alba es extraña, muy rara. Mientras los vampiros disfrutaban del rico manjar de una copa o vaso de sangre, ella miraba con extrañeza y un tanto asqueada lo más delicioso del mundo, a fuerzas debía consumirla para vivir y si, si la bebía, más por deber que por gusto, su vida era esencial por ello obedeció más nunca fue de su gusto. El reino esta más tranquilo desde que desapareció Alba, no, más bien desde que se enteraron de que la asesinamos, porque no fue asesinada en el momento en que la entregamos a los humanos, sino que la asesinamos en el instante en que nosotros mismos decidimos traicionarla. Tiramos a la basura los recuerdos, pero ¿hicimos lo correcto? Las reglas son reglas, existen para mantener el orden del mundo, ellas rigen con claridad y de este modo podemos continuar, si las reglas nos mantienen, entonces ninguno de nosotros debe romperlas por ningún solo motivo, debemos apegarnos a ellas y seguir viviendo de este modo, como los antecesores lo hicieron en aquellos tiempos. Leo no puede dejar de ver la tapa de su ataúd, el color rojo le recuerda a la vez que Alba se lesiono y pese a tener el tobillo herido siguió caminando contalde escapar, el bosque frondoso de ese día es algo que en su memoria va a permanecer inerte. El olvido deberá llegar en algún momento. No importa cuantas veces se lo repita, en verdad dudo que pueda conseguir tal meta. La mente del joven vampiro divaga acerca de lo que sentía cada que estaban juntos, fue el primero en notar lo extraño que podía actuar con Alba, normalmente no es protector con nadie y por alguna razón él nunca pudo evitar cuidarla, inclusive el día de la entrega, su sangre hervía, quería arrancarle la cabeza por tocarla más las razones del reino e ideales le retuvieron. —En unas horas más seré un vampiro adulto, mientras que tú ni a eso pudiste llegar—murmura en voz baja con una sensación de tristeza, no sabe si lamentar o no las acciones que realizo—discúlpame—un perdón vacío y seco se escapa de sus labios sin poder seguir evitándolo. Internamente lo lamentaba pero, al mismo tiempo, tampoco pensaba a verse equivocado.
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