La observo sentada en el sofá llorando desconsoladamente y no sé que hacer. No me quiere cerca y realmente no sé qué le he hecho o que ha sucedido. La angustia de verla así me invade y mi mente comienza a pensar en las diferentes posibilidades de lo que le pudo haber sucedido. —Vera, cariño... Por favor dime que sucede. Me pone muy mal verte así —le digo sentándome al otro lado del sofá. Ella no me mira, solo mira sus manos. Es como si estuviese en estado de shock. —Recordé absolutamente todo —dice aún sin mirarme. «¿Ha recordado todo? Pero, no entiendo ¿Por qué no está feliz?» —¿Eso no es una buena noticia? —cuestiono con dudas. —Debería, pero no. Mi psicóloga estaba en lo correcto —sentencia y yo sigo muy confundido ¿De qué está hablando? —¿A qué te refieres cariño? —averiguo. —