Siento a Vera moverse a mi lado de manera muy extraña; abro mis ojos lentamente y me percato que aún sigue durmiendo, al parecer está teniendo una pesadilla. No sé muy bien que hacer; no quiero despertarla de manera brusca porque puede llegar a ser peor, por ende, acaricio su espalda desnuda suavemente intentando que despierte de a poco. La siento muy inquieta y me pregunto que estará soñando, sea lo que sea, está sufriendo y no me gusta verla así. Después de varios segundos comienzo a sentir como su cuerpo de relaja bajo mi tacto. —Vera, cariño —le digo suavemente a su oído, y al parecer ha despertado finalmente. Ella se gira para quedar frente a frente conmigo y me mira bastante confundida—. Mi amor, ¿Te encuentras bien? —le pregunto acariciando su rostro. —No... en realidad, no lo sé