Por fin hemos terminado de traer todas nuestras cosas a lo que a partir de ahora es nuestra casa; aquella que creí que jamás volvería a pisar porque no me imaginaba este lugar sin su presencia, sin su cuerpo paseándose por los pasillos, sin ella sobre esa cama, en pocas palabras, era ella o nada.
—¿En qué piensas cariño? —me pregunta entrando a la habitación.
—En nada mi amor, solo que no creía que viviría en esta casa —admito mientras ella me abraza fuertemente.
—¿Por qué dices eso? —averigua con sus labios sobre mi cuello.
Sonrió.
—No imaginaba vivir aquí sin ti. No imaginaba esta cama sin tu cuerpo —le digo provocativamente a centímetros de su boca.
—¿Ah no? —cuestiona de una manera sumamente sexy que me vuelve loco.
—No mi amor. Esta cama estaba esperando por ti al igual que yo
