40. SOLO

2905 Palabras
Max Abro los ojos, pero la luz me ciega unos instantes, las paredes son blancas y veo una ventana con vista a la ciudad, me siento mareado otra vez y me duele todo el cuerpo, empiezo a recordar lo que Gorsky me hizo en ese lugar, la forma en que me torturó y violó fue asquerosa, lo peor del mundo, mis lágrimas salen solo de ver la imagen de satisfacción y placer de ella al escuchar mis gritos. —Tranquilo Max ya estás a salvo, no tendrás que preocuparte más por esa mujer, será difícil olvidarlo pronto pero con el tiempo todo mejorará —escucho la voz de Ares. —¿Dónde está Ragnar? ¿por qué no fue? Ella dijo que no tardarían, me lo prometió —pregunto al ver que no está en ninguna parte. Me siento un niño otra vez, pero esto es peor a cuando ella se fue. ­—Lo siento Max, pero ella no estará aquí un tiempo, por ahora descansa —niego con mi cabeza pues mi corazón y mente no toleran esa idea, ella no sería capaz de hacerlo. —No es verdad... ella... ella dijo que estaría aquí, dijo que vendría. —Lo siento Max, pero no. —¡No es verdad! ¡No!… ella… ella lo prometió ¡lo prometió! —grito desesperado y muy dolido. —¿¡Cómo pudo abandonarme!? Ella lo prometió… me traicionó, me abandonó, no le importo, no le importé y me dejó con esa mujer. —Max por favor no digas eso, sí le importas, no digas cosas que no sabes, solo estás confundido y dolido por esto. —Ella no está aquí, dijiste que no estará en un tiempo, se fue dejándome solo sin importarle lo que me hicieron. Mis lágrimas caen entre gritos y veo a unos médicos ingresar a la habitación, forcejeamos un poco hasta que ellos logran contenerme y siento la aguja entrar a mi piel en lo que voy perdiendo el conocimiento. (…) Un par de días después me trasladaron a la casa de Ares, quien ha cuidado de mí todo este tiempo junto a Sasha. Al comienzo preguntaba por Ragnar, pero la respuesta era la misma -no está-. —Buenos días Max. Escucho la voz de Sasha al ingresar a la habitación para hacer la curación de mis heridas, pero no aparto mi vista de la ventana. —Max ¿Te gustaría dar un paseo en el jardín conmigo? —Sasha, solo haz lo que viniste a hacer y vete, quiero estar solo. -ella se sienta a mi lado y comienza a retirar el vendaje en silencio. Al comienzo no quería que ella me atendiera pues solo me recordaba lo ocurrido de aquella noche, pero al estar tan fastidiado con todo, simplemente acepté para que Ares no dijese una palabra más al respecto ya que insistía en que ella lo hiciera considerando sus conocimientos como enfermera. —Max… lo siento mucho. Se me hizo extraño que dijera eso de la nada y más cuando su voz se entrecortó, despegué mi vista de la ventana para fijarla en ella quien estaba sollozando, se veía sumamente afligida y sus manos temblaban bastante. —¿Por qué te disculpas? —Porque yo soy la única causante de todo esto, si no le tuviera tanto miedo, quizás habría podido hacer algo para evitar que te secuestrara, pero solo con verla me paralicé en el acto… ella… ella… Comenzó a llorar desconsolada, algo en esa escena me hizo recapacitar un poco más y me atreví por primera vez a indagar. —¿Qué te hizo ella? —Lo mismo que a ti, se supone que es mi madre y lo único que he recibido de ella ha sido dolor y desprecio, siempre busca desquitarse conmigo por cualquier cosa. —¿Kathya Gorsky es tu madre? —pregunté sin creer aun lo que había escuchado. —Sí, en verdad lo siento mucho Max, por favor perdóname por dejar que esto pasara y porque ella… —su llanto se hizo peor, al punto de derribar mi muro por primera vez en días. Empecé a recordar todo lo que Kathya me había hecho y de solo pensar que yo pasé por eso en este tiempo, me es imposible imaginar cómo ella ha podido sobrellevarlo toda su vida y más al ser su propia madre quien le ha infringido dolor. Me sentí muy mal al verla así y sin importarme el dolor de mis heridas, la tomé entre mis brazos buscando un poco de consuelo para ambos que comprendíamos bien el dolor del otro, ella me aceptó sin dejar de llorar y nos quedamos en esa burbuja por varios minutos. —Discúlpame Sasha, no tenía ni idea de que ella fuese tu madre ni mucho menos todo lo que has pasado por su culpa. —Está bien, tampoco tenías por qué saberlo, pero en verdad quiero que sepas que lamento todo esto. —No fue tu culpa y aun si no le tuvieras miedo, no habrías podido detenerla considerando que nos tenían acorralados. —Lo siento Max, lo lamento mucho —reforcé mi abrazo dejando que llorara en mi hombro en lo que yo también solté algunas lágrimas. —Sé que me odias por lo que ella te hizo, pero… —Te equivocas, no te odio, es solo que al verte me traes ese recuerdo más vívido que cualquier otra persona, perdona que te dejara pensar lo que no es. Desde ese momento nos hicimos más cercanos, hablábamos diario y desahogaba un poco mi dolor con ella, así como ella también me contaba sus experiencias con esa mujer. Sasha dice no ser fuerte, pero considero que hay que tener una resistencia increíble para soportar tanto tiempo un dolor tan grande como el que le había propinado Kathya a lo largo de su vida. (…) Ha pasado una semana desde que me sacaron de ese lugar, Ragnar sigue sin aparecer, no ha llamado ni se ha comunicado de ninguna forma con nadie… realmente se fue de mi lado. No puedo creer que en verdad me abandonara de esta forma luego de lo que hemos pasado, sabía que temía de Kathya y no le importó irse dejándome con este tormento. —Hola Max ¿Cómo te sientes? Pregunta Ares, quien ha llegado al jardín donde me encuentro ahora malgastando mi tiempo como siempre en la misma pregunta… por no decir que en la misma mujer. —Igual a como me he sentido todos estos días, imagino que sigue sin aparecer ¿no es así? —Max… ella… por favor no la juzgues de esa manera, si no está aquí es porque debe tener sus motivos y tú que la conoces tan bien deberías saberlo. —Creí conocerla Ares, ella siempre estuvo para mí todos estos malditos años y en el momento que más la necesité se esfumó sin decir una palabra, aunque sea podría hacer una maldita llamada si no se atreve a dar la cara, pero ni siquiera es capaz de eso. Tenía tanto resentimiento dentro de mí, pero lo que más detestaba era que por mucho que quisiera no podía odiarla, tal vez de hacerlo sería mucho más fácil para mí olvidarla y seguir adelante, pero en vez de eso me siento estancado. —Eso no es verdad y lo sabes bien, no sé por qué no ha aparecido todavía, pero sé que tarde o temprano lo hará y nos explicará lo que pasó —no entiendo cómo puede defenderla después de todo lo ocurrido. —Piensa lo que quieras, para mí sus actos valen mucho y su silencio es muy claro para todos. Me levanto para alejarme de ese lugar omitiendo completamente los llamados de él, necesito alejarme y encontrar un poco de tranquilidad. Estuve recorriendo algunas partes de la ciudad despejando momentáneamente mi cabeza de ella, aunque la mayor parte del tiempo era inútil, estaba tan enterrada en mi corazón que entre más escarbaba para sacarla de mi vida, más raíces encontraba, es como si me rehusara a dejarla ir a pesar del daño ocasionado por su abandono. —¿Max? —muevo un poco mi cabeza saliendo de mis pensamientos al escuchar mi nombre. —¿Luna? ¿Qué haces aquí? La persona que menos imaginé viene a aparecer como caída del cielo. Ella viene a mí encerrándome en un fuerte abrazo que me obliga a alejarla abruptamente por el dolor. —¿Qué pasa? ¿Qué tienes? —pregunta bastante angustiada al ver mi reacción. —Disculpa, han pasado algunas cosas y yo… Ella acuna su mano en mi mejilla limpiando una lágrima y me abraza más suave esta vez, a lo que respondo de igual forma dejándome llevar por su calor… Extrañaba muchísimo tenerla a mi lado. —No sé qué te pasó ni por qué estás aquí, pero no estás solo Max, sabes que puedes contar conmigo. —Por favor no te vayas Luna, te lo suplico, no te vayas. —Aquí estoy y aquí me quedaré. Sus caricias en mi cabello fueron un confort que no había sentido en todos estos días. Regresé a casa de Ares con ella y nos dirigimos a mi habitación, en esta me cambié con cuidado como siempre, quise evitar que ella me viera, pero en su testarudez, se quedó para presenciar el horror que había quedado en mi cuerpo por los actos de Kathya. Luna estaba impactada ante lo que sus ojos veían, pero era inevitable no sorprenderse considerando la magnitud de las cicatrices en mi cuerpo. Ella obviamente no hizo esperar su interrogatorio a lo que fui explicando con detalles lo ocurrido con Kathya y también la historia con Ragnar, una la cual dejó un fuerte impacto en ella al escuchar que mi noche era esa misma mujer. —Es que no puedo creer nada de lo que me dices, primero que ella sea Ragnar Wintar y luego tener que reencontrarte con Gorsky. —Lo sé, nunca se me pasó por la cabeza que en medio de este viaje podría ocurrir algo así. —Solo hay algo que no entiendo ¿por qué desapareció de esa forma? —Es lo mismo que nos venimos preguntando todos, pero hasta ahora lo único seguro es que no ha dado la cara y eso es lo que más me jode. Arrojo algunas cosas al suelo por la ira, a lo que ella se levanta dándome un abrazo para tranquilizarme. No sé cuál santo se apiadó de mí, pero agradezco enormemente que la enviaran en este momento que más necesitaba una voz familiar. —Tranquilo Max o puedes abrir tus heridas. Aspiré profundo su perfume y sus manos se desplazaron bajo mi camisa rozando con la suavidad de su piel, se aleja un poco y ve mi abdomen con preocupación, comienza a desabrochar la camisa y la retira con cuidado. —Déjame revisarte —dice antes de que pueda decirle nada. Por un momento quise detenerla para que no viera las cicatrices, pero ella continuó revisando una a una levantando los vendajes, en especial aquellos que ahora yacían manchados de sangre. —Te lastimaste un poco pero tus puntos siguen en su lugar, solo ten más cuidado Max. Su voz era suave, comprensiva, la atraje a la cama donde me senté dejándola de pie entre mis piernas, apoyé mi cabeza en su pecho aferrado de su cintura y ella acaricia mi espalda y cabello con ternura calmando esta avalancha de cosas en mi interior. De pronto la puerta se abre y Sasha aparece con la bandeja para las curaciones, aunque la escena en que nos encuentra a Luna y a mí es un poco comprometedora. —Lo siento, no sabía que tenías compañía, me dijeron que habías regresado y vine para atenderte. —Está bien no te preocupes, pasa. Ellas se detallan una a la otra, pero me basta con ver el rostro de Luna para saber que está muy alerta, un paso en falso y podría irse como hiena contra quien sea. —Sasha, ella es Luna, una vieja amiga y alguien importante para mí. Mi Luna, ella es Sasha, la persona de la que te hablé y quién ha atendido mis heridas este tiempo junto al médico —ambas se dan la mano, pero el ambiente se pone un poco extraño. —Puedes dejar las cosas en la mesa que yo me encargaré de atenderlo por hoy —dice Luna a la defensiva. —Será mejor que lo haga yo, estoy capacitada para esto y soy quien ha estado al frente de todo —me sorprendió bastante ver la determinación de Sasha ante Luna, hasta ahora nunca la escuché hablarle a nadie de esa manera. —Mejor cálmense las dos un momento en lo que yo me encargo de mis heridas. Tomo la mano de Luna dejando un beso en su dorso, me levanto y tomo la bandeja dejando una caricia en la mejilla de Sasha, agradezco a ambas y me retiro al baño para atender las heridas. Me tardé un poco más de la cuenta ya que quise tomar una ducha rápidamente, había sudado un poco por la caminata y el clima veraniego tan loco que había en Berlín, puesto que después de algunos días de lluvia había salido el sol fuertemente. —Podías decirme que te darías un baño para ayudarte. Levanto mi rostro hacia el espejo encontrando a Luna muy sonriente en el marco de la puerta, ingresa y comienza a tomar algunas cosas repasando a la vez con su mirada mis heridas, lo que hace que su rostro se torne entre dolido y furioso. —Todo lo que hicimos mi hermano y yo para que esa maldita desgraciada no te hiciera nada y justo aquí lo consiguió —murmura afligida, levanto su rostro limpiando la lágrima con mi pulgar y sonrío sincero. —Gracias por estar aquí, no imaginas lo mucho que me sirve tu compañía. —Ven conmigo Max, vámonos a Washington o a donde tú quieras, pero ven conmigo, te ayudaré en lo que sea necesario para que puedas dejar atrás esto. —Por ahora no puedo viajar mi Luna, perdí mis papeles y el médico dice que debo permanecer al menos dos semanas más hasta que mi cuerpo se recupere por completo, en especial porque sería un viaje muy largo para mí. —¿Es eso o es porque todavía sigues esperando a que regrese? Una fuerte punzada atraviesa mi pecho, tensiono mi cuerpo como reacción provocando un poco de dolor, pero eso no es nada comparado con el que siento en mi corazón. —Parece que le atiné... —su rostro es severo y compasivo, esquivo la mirada para no derrumbarme otra vez y su mano me acaricia suavemente. —Me quedaré contigo hasta que estés bien y si quieres podemos ir a otro lugar, sabes que puedo atenderte bien —dice lo último con coquetería sacándome una sonrisa. —Extrañaba esto de ti, te extrañé demasiado mi Luna. En un rápido impulso toma posesión de mis labios, al comienzo no reacciono, pero poco a poco me voy dejando llevar, aunque es bastante claro que no siento por ella el mismo amor que siento por Rag. Al final Luna me acompañó algunos días en casa de Ares, él la invitó para que estuviera conmigo, sabía que era una gran amiga mía y con ella me sentía más cómodo al ser alguien cercano. Hubo ocasiones en las que se presentaron discusiones sin sentido con Sasha, Ares y yo debimos intervenir para que no se terminaran matando, fue un poco complejo, pero al final ambas accedieron a mantener la mejor convivencia posible. No obstante, a los días Luna me dijo que debía partir por unos asuntos en Washington, me insistió demasiado para que me fuera con ella, pero tenía razón, si me quedaba en Berlín al menos tendría la posibilidad de saber qué había pasado con Ragnar y darle frente de ser necesario, no estaba dispuesto a quedarme callado como ella y en cuánto la viera, le exigiría las respuestas que necesito. (…) Una semana más, ya vamos por dos sin saber de ella, dejé de preguntar y cada vez acepto más mi realidad, en las noches tengo pesadillas recordando lo ocurrido y al despertar lloro como un niño abandonado a su suerte. Ares intenta animarme, pero ni siquiera él mismo tiene ánimo de nada, mis heridas físicas han sanado sin problema, ya casi no queda rastro excepto por las cicatrices como recuerdo de los hechos, a veces me arrepiento un poco por no haberme ido con Luna. Me encuentro sentado junto a la ventana viendo la lluvia caer, es una tormenta fuerte, ya ni siquiera salen mis lágrimas y solo siento un profundo odio dentro de mí, odio a Kathya y me odio aún más por no poder odiar a Ragnar después lo que me hizo, pero no deseo saber nada de ella. Veo un auto parquear en la entrada dejando algo en esta, pero no veo bien qué es, de repente escucho gritos de todos en la casa y me levanto para ver qué ocurre, voy caminando por el pasillo, sollozan y gritan, pero no entiendo lo que pasa. Cuando llego a la sala, mi corazón se detiene por completo al ver cómo Ares lleva a Ragnar en sus brazos llena de sangre, golpeada, con heridas abiertas y desnuda.
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