Ragnar
Permanecimos una semana más entre Oviedo y Gijón, Alex nos informó que estaría ocupado resolviendo algunos pendientes en esa zona, le ofrecí mi ayuda, pero él la rechazó diciendo que lo mejor era que pasara tiempo con Max y David, así que al llegar a Gijón nos separamos.
Este viaje optamos por hacerlo en carretera, nos turnamos para conducir, aunque Max fue quien más lo hizo, pues David aún estaba un poco molesto con él y no quería que se le acercara, pero creo que era más el orgullo hablando.
Durante estos días estuvimos visitando varias catedrales, haciendo tour gastronómico y caminamos por la playa. Para el último día cuando ya estábamos en Oviedo, a Max se le ocurrió llevarnos a un zoológico, fuimos haciendo el recorrido y al parecer el más interesado era David quien se veía más animado con unos animales que otros.
Recuerdo que se emocionaba mucho cuando veía a los tigres y leones, estos jugaban, rugían y bostezaban mostrando sus grandes dientes, algo que lo hacía alzar sus brazos y rugir con ellos, y con las serpientes, dibujaba en el cristal sus cuerpos con sus dedos, siempre era curioso verlo reaccionar ante todos los animales porque nunca sabíamos qué esperar de él.
Max a veces se sentaba y comenzaba a dibujarnos o tomarnos fotos, en todo el viaje nunca quiso mostrar nada de lo que hacía en su block hasta ahora, pero si llevaba varias hojas con sus diseños.
Al final del recorrido encontramos un sector que parecía una granja donde los niños podían interactuar con los animales, acompañamos a David para que se acerca a ellos y se sorprendía por la sensación en sus manos cuando les daba de comer desde allí. También lo montamos en un pony donde se le veía un poco incómodo, pero al ver los caballos tan elegantes quería ir con estos, así que hablamos con los del lugar para ver si podíamos cabalgar.
Max de nuevo mantuvo la distancia para dibujar y fotografiarnos mientras David iba montado conmigo en el caballo a paso suave, se sentía invencible en ese lugar, solo me veía y señalaba al frente guiando el camino con entusiasmo.
Al cabo de unos minutos, Max nos alcanzó en un caballo y aceleramos un poco el paso, lo que emocionó más al pequeño. Todo iba perfecto entre los tres hasta que David me vio de una forma extraña, tomó las riendas que yo sostenía y las agitó un poco provocando al caballo para ir más rápido.
Max trató de seguirnos el ritmo, pero ese pequeño travieso y yo estábamos felices al poder ir a esa velocidad, por suerte lo había atado bien a mi cuerpo por medio de una cuerda que llevaba para otros usos y así evité cualquier posible accidente.
Él sujetaba mis manos mientras yo llevaba las riendas, estaba pendiente del camino y de mis dos chicos, Max poco a poco se fue relajando y disfrutando más el momento, nos sentíamos libres los tres con la velocidad, paseamos por unos quince minutos más hasta que luego nos devolvimos entre risas a un paso más suave.
Al volver al auto y coger carretera a León decidí conducir para que Max descansara un rato, lo que nos sorprendió, es que David por su cuenta fue con él, es como si lo hubiese perdonado y dejado todo atrás con esa experiencia provocando una sonrisa entre nosotros.
(…)
Alexandre
Los eventos pasados sin duda dejaron una profunda marca en todos y lo peor es que ese día las cosas no salieron como lo planeamos, parte de la mercancía fue retenida por el enemigo y nos dejaron a todos fichados, incluida Diana, quien se supone no debía haber rastro de ella, pero de alguna forma lograron rastrearnos.
Desde aquel día que Max quedó en el hospital, estuve en constante contacto con ella para saber cómo resolveríamos todo este problema, era claro que esto había sido mi culpa pues mi ruta fue la afectada, pero desgraciadamente era en el territorio de ella y eso complicaba todo, al menos le agradezco que comprendiera la situación y no me diera la espalda en este asunto.
Tras investigar un poco más logramos descubrir que la mercancía fue divida en dos sectores, uno en Oviedo y el otro a las afueras de León, pero fue demasiado tarde cuando nos dimos cuenta de esto pues nos estaban esperando en Oviedo con una emboscada que casi nos cuesta la vida a Iván y a mí, logramos capturar algunos rehenes para sacarles información, pero la mercancía ya había sido trasladada a León.
Así, hablé con mi ángel para que nos encontráramos todos allá, le pedí apoyo a Diana para que esta vez ella entrase al campo de batalla, puesto que no quería llevar a Rag conmigo ni mucho menos a Max, no me perdonaría donde algo les ocurriera y ante cualquier circunstancia que pudiera suceder conmigo, sé que David estaría en manos de su madre, ella siempre lo protegerá y velará por él.
(…)
Max
Cuando llegamos a León, nos encontramos con Alex e Iván quien se veía un poco mal herido, nos cuentan que las cosas se complicaron bastante y debía buscar otra manera de recuperar territorio.
Se me ocurrió una idea que sabía y alteraría a Rag, pero era lo mejor para él. Antes de mencionar nada, le hice las preguntas necesarias para saber mejor sobre la situación y el plan que tenía en mente, puesto que ella le daba sugerencias en lo que yo seguía aprendiendo de este nuevo mundo y tras analizarlo, solté las palabras sin pensar.
-Nosotros te ayudaremos con eso Alexandre.
Al ver los ojos de ella supe que había despertado al dragón y si lanzara fuego por la boca, yo estaría muerto en un segundo. Ella se levantó de un golpe y su voz no se hizo esperar.
-Olvídate de las estupideces que estés pensando.
-Noche, no finjas que no lo has pensado, sabes tan bien como yo que él necesita nuestra ayuda.
-No Max, me bastará con escuchar sus ideas, pero no pienso permitir que pasemos por lo mismo de la otra vez o algo peor, no me lo perdonaría.
-No ocurrirá porque somos mejores cuando estamos juntos, el problema de aquella vez fue no estar preparado y el habernos separado.
-No voy a pasar por lo mismo otra vez, así que olvídate de esa locura -ella se aleja sin querer escuchar una palabra más de mi boca al igual que Alex.
Esperé a que todos se calmaran un poco y los reuní nuevamente, les expliqué el plan que tenía en mente y cómo proceder esta vez. Había repasado esa noche todos estos días bajo muchas perspectivas, así que esta vez me sentía completamente seguro de mi actuar.
-Vamos ya dejen de mirarme así, saben que tengo razón y esta vez lo haremos bien, confíen en mí.
-Max, de verdad no podría con esto otra vez o si algo peor te llega a pasar -veo la angustia de ese mal recuerdo en sus ojos.
-Noche mírame, él nos necesita y los tres sabemos que tú eres la mejor en el campo de batalla, por favor confía en mí y en este plan, te lo pido.
-Ángel, no haré un movimiento sin tu aprobación. Lo siento Max, pero por mucho que me sirva la ayuda de ambos; no pienso permitir que se repita la historia.
Era lógico que esta vez no estaría dispuesto a apoyarme, lo que me frustra más.
-Ragnar por favor, hagámoslo, no me hagas suplicarte veinte veces porque sabes que soy capaz de hacerlo.
Quizás no tenga la cara de inocencia de hace diez años, pero sí sabía cómo provocarla para que cediera.
-Maldición Max, no me hagas esto –tomé sus manos con firmeza obteniendo su total atención.
-Noche, necesito que confíes en mí porque no podemos seguir con ese miedo, debemos afrontarlo juntos y esta es la oportunidad que necesitamos, sigue conmigo –la vi tragar con dificultad y creo que lo he conseguido.
-Está bien, solo te advierto que si las cosas se ponen demasiado mal; nos retiramos, sin peros Max, seguiremos tu plan; pero yo tendré uno de evacuación por si las cosas se tornan difíciles -¡Sí Joder!, ¡sí!, lo conseguí.
Ellos no se veían seguros, pero me encargaría de que esta vez todo funcionara a la perfección.
Al día siguiente en horas de la tarde, nos dirigimos al monasterio San Miguel de Escalada, un sitio turístico al ojo público, pero que esta noche se convertiría en nuestro centro de operaciones, allí nos encontramos con Piero, Valeria, Diana y Sandro, otro de sus hombres de confianza y quien se quedaría en la base junto a Valeria.
Igual a la otra vez, nos vestimos para la ocasión y nos equipamos con todo el armamento necesario, no obstante, en esta ocasión Piero y Diana nos acompañarían en la travesía. Al llegar al garaje con todos los vehículos vi esa duda en Rag y Alex, pero esta vez estaba muy seguro de lo que haría, había asesinado a más de una persona en mi vida, pero nunca fue por placer, así que esto podía dominarlo.
Subimos a las motos y salimos del garaje, logré ver un hermoso campo de girasoles que dormían con la luna y tuve muchas emociones mezcladas en ese instante.
-Max, ¿estás completamente seguro de lo que estamos a punto de hacer? porque aún estamos a tiempo de arrepentirnos y tú puedes irte a casa con Ragnar.
-Solo hay una manera de vencer los miedos Alex y es enfrentándolos, así que hagamos esto juntos los tres igual a la primera noche que pasamos en tu casa -ambos sonrieron y salimos los cinco a toda velocidad.
Solo teníamos una oportunidad para hacer todo y confrontar nuestros miedos de la experiencia pasada.
Viajamos a toda velocidad con dirección al norte para llegar a una base donde se ocultaba el causante de los problemas de Alex y Diana. Logramos tener el lugar en la mira y nos dividimos para poder rodearlos, cada uno tomó un frente, arrojamos los explosivos y las detonaciones no se hicieron esperar, varios hombres salieron intentando apagar las llamas y buscándonos entre la maleza.
Recordé a David cuando imitaba el rugir los leones y se me ocurrió la idea de que los cinco hiciéramos sonar las motos al mismo tiempo, sin que lo esperen, arrojamos la segunda tanda de explosivos permitiéndonos obtener el paso a la entrada.
Con maniobras coordinadas, fuimos disparando sin dejar a nadie vivo, ingresamos al lugar donde ya nos estaban esperando y comenzamos con la limpieza del lugar. Sin piedad nos fuimos enfrentando a todos los que se atravesaban, los tres adquirimos más confianza en la situación y en nosotros mismos, nos apoyábamos mejor a la hora de cubrir la espalda del otro e incluso combinábamos movimientos para golpear a los demás.
Algo que me dejó bastante sorprendido era la sincronización entre Diana y Ragnar, ambas eran unas combatientes de admirar, pero al unirse cuando iban a disparar o golpear a alguien, es como si vieran y pensaran lo mismo, si una subía; la otra bajaba, si una disparaba a la derecha; la otra lo hacía a la izquierda, eso sin mencionar la elegancia con la cual se movían, era todo un deleite de la guerra apreciarlas juntas.
Con todo despejado nos dividimos en dos grupos, Piero y Diana, se fueron a las bodegas en el lado opuesto para buscar la mercancía y nosotros tres continuamos nuestro camino para encontrar al responsable de todo este inconveniente. Al llegar al último nivel, nos miramos agitados por toda la acción encontrando en nuestros ojos ese fuego de la primera noche en casa de Alex y entonces, liberamos nuestros demonios de la misma forma, sin tiempo ni límites, solo nosotros tres haciendo que los hoplitas den un gemido tan profundo que resonaría en todo el infierno.
Entramos disparando, ya conocíamos previamente la posición de todos gracias a la ayuda satelital que nos daban desde el monasterio. Vinieron varios de los enemigos contra nosotros para hacer el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, mi adrenalina comenzó a correr de forma impactante hasta que empecé a sentir una excitación por lo ocurrido.
Sin embargo, eso se detuvo al ver que tres hombres se iban contra Ragnar, Alex estaba ocupado con otros cuatro y yo con tres más, la golpearon hasta acorralarla contra la pared y el descontrol y la ira de la otra vez regresaron a mi cuerpo, pero esta vez era muy consciente de mis acciones.
De nuevo, otro pensamiento invadió mi cabeza, recordé cómo David movió las riendas del caballo para hacerlo correr más e hice lo mismo hasta que llegué al punto de relajarme y disfrutar con ellos. Esta vez podía hacerlo igual, con la diferencia de que disfrutaría partirles la cara a los imbéciles que se atrevieron a tocar a la mujer que amo.
Tomé las navajas que tenía escondidas, atravesé la garganta de dos que me atacaban y al tercero lo golpeé hasta apuñalarlo en el pecho, corro hacia donde está Ragnar enterrando cada navaja en dos hombres en lo que ella acaba con el tercero torciendo su cuello.
Nos movemos rápido hacia Alex y cada uno toma a un hombre para golpearlo, al tercero lo asesinamos entre los dos y el cuarto lo asesina Alex junto a ella. Escuchamos a un hombre aplaudir y reír con ironía percatándonos de que es uno de los sujetos que buscamos.
-Excelente espectáculo, pero debieron pensar mejor a quién traer.
Más hombres van ingresando al lugar dispuestos a acabar con nosotros, pero los tres nos movimos más rápido logrando llegar a la puerta donde estaba el otro sujeto el cual logramos vencer con facilidad. Era tanta la oscuridad emanada por nosotros que no hubo un alto para ninguno, o al menos eso creímos ciegamente pues al atravesar la puerta nos encontramos con una imagen que nos congeló por completo.
La cabecilla enemiga tenía en sus brazos a un bebé, estaba llorando desconsoladamente y nos ordenaba que bajáramos las armas o lo asesinaría. No sé si puede existir gente que sea capaz de tanto, pero me bastó con ver el rostro de Rag para recordar que sí son reales esos monstruos y viven entre nosotros.
-Ese bebé no tiene la culpa de nada y lo sabes bien –dice Alex bastante enojado, frustrado.
-Quizás, pero la bella Louisa tendrá que pagar por el error que cometieron ustedes al venir a este lugar.
Los tres quedamos congelados al instante de escuchar ese nombre, sabíamos que era la hija de Diana y Valeria, lo extraño es que ellas no sabían absolutamente nada de lo ocurrido con su propia hija y de ser así, entonces la niña fue secuestrada hacía solo horas.
-¿Qué quieres a cambio de la bebé? –preguntó Rag.
-Simple, un tiro en la sien para cada uno y ordenaré el regreso de la princesa Louisa.
Era tan despreciable la forma de decir eso que revolvió mi estómago.
-Si quieres entraremos a negociar, solo deja a la niña a un lado.
-No preciosa, aquí las reglas las doy yo y yo digo que se mueran.
Todo se veía en cámara lenta y al mismo tiempo es como si ocurriera en cuestión de un segundo. El sujeto movió rápidamente el arma disparando a Alex dos tiros en el pecho y luego me propinó uno en el abdomen y el pecho, pero antes de que pueda continuar, Alex y Rag sacan un arma cada uno y los tres al mismo tiempo lo asesinamos, ellos disparando y yo arrojando la navaja que conservaba en mi mano.
Él cayó hacia atrás con la bebé en brazos y todos corrimos como pudimos, siendo Rag la más rápida en llegar al estar más cerca de él, por suerte logró tomar a la bebé antes de que terminara en el suelo y dio dos disparos más, Alex y yo nos quedamos viendo alrededor por si había más personas cubriéndolas así de cualquier peligro.
-Piero, Diana ¿cómo está la situación allá? –se comunica Alex un poco nervioso.
-Todo despejado y la mercancía recuperada, ya nuestros hombres están terminando de sacar todo rápidamente –menciona Piero al otro lado.
-De acuerdo, nos veremos allá en unos minutos y deja listo un auto con algunos hombres para que resguarden la salida de Diana.
-¿De qué hablas? ¿qué ocurre Alex? –pregunta ella extrañada.
Él y yo nos quedamos mirando en silencio un instante y luego reparamos la vista en Rag, quien no hacía más que ver a la bebé, se le veía tan angustiada y conflictuada que no podía ni siquiera imaginar lo que pasaba por su mente en este momento.
-Diana secuestraron a tu hija, por poco es asesinada, pero logramos evitarlo a tiempo.
Se escuchó un ruido extraño al otro lado de la línea y no obtuvimos más respuestas de nadie, Rag nos indicó que saliéramos de ese lugar y al poco tiempo nos encontramos a Diana corriendo hacia nosotros.
Quedando a solo un par de metros, ella y Rag se veían directamente a los ojos, ambas avanzaron a un paso lúgubre y Diana comenzó a llorar en silencio en lo que recibía a su hija en brazos, Rag las abrazó consolándolas un poco, murmuraron algo que fue inaudible para nosotros y ella nos dio una señal con su mano para que las siguiéramos.
En la salida del lugar estaban terminando de organizar lo que quedaba de la mercancía y junto a eso, fueron despachados todos con Diana y su hija según la orden dictaminada por Alex.
Una vez nos aseguramos de que ellos estaban lo suficientemente lejos, salimos rápidamente del lugar con Piero hasta que escuchamos los explosivos que dejamos detonándose por el lugar, llegamos al monasterio el cual fue vaciado poco antes de que llegáramos y Piero toma otra ruta dejándonos solos.