30. TRES NO ES MULTITUD

2764 Palabras
Max Los tres nos bajamos de las motos y Alex y yo nos quedamos mirando fijamente a Rag, está con su mirada perdida y se le ve un poco inquieta. -Ángel, ¿estás bien? -Sí, creo que fueron demasiadas emociones para una noche. -Creo que fue demasiado para todos, pero al menos salimos con vida y a salvo, además de que rescatamos a la hija de Diana aun cuando no estaba en nuestros planes. -Es cierto noche, este es un momento para celebrar, incluso Diana y Valeria tienen motivos para hacerlo pues su hija está nuevamente en sus brazos –digo a lo que ambos tomamos las manos de ella quien nos recibe sonriente. -Tienen razón, sobre todo tú Max, creo que esto era lo que necesitábamos para superar ese miedo. -Si soy honesto… creo que hice algo más que superar el miedo… -contesto un poco nervioso. -¿A qué te refieres? –pregunta Alex extrañado pero a la vez pareciera saber a qué me refiero. Sonrío entre avergonzado y emocionado y él observa al detalle mi semblante lanzando una mirada de complicidad… Creo que soy muy transparente con mis emociones, él es muy bueno para descifrar rostros o nos hemos hecho tan cercanos que ya me va conociendo bien. Entonces Alex presiona mi hombro con hermandad dejando una caricia en mi mejilla y ambos sonreímos con un aire oscuro que reconocemos muy bien después de tantos encuentros durante este tiempo juntos, en ese instante mi noche mueve sus manos cambiando el agarre que tenía en ambos y nos atrae más hacia ella. Sentimos un impulso muy fuerte y dejamos que la lujuria nos consumiera en ese lugar. Basta con decir que todo fue tan magnifico al ver nuestros cuerpos desnudos a la luz de la luna y toda la química de estos corriendo desenfrenadamente, los gemidos acompañaron la naturaleza de lo despiadado de nuestro encuentro tan obscenamente pecaminoso y el choque de nuestros cuerpos era como los tambores de guerra tocando por la victoria. El báratro fue desatado esa noche en su máximo esplendor, sus demonios hicieron acto de presencia resonando las trompetas infernales, los aquelarres vitoreaban nuestra escena y nosotros nos proclamábamos reyes desde la tierra hasta el inframundo. Al amanecer, nos cambiamos y regresamos al hotel, solicitamos una habitación para los tres con jacuzzi donde pudimos bañarnos y relajarnos, pedimos servicio a la habitación y comimos al igual que aquella mañana entre anécdotas, caricias y besos. No necesitamos mencionar nada de esa noche para saber que todo había terminado bien, que enfrentamos nuestros miedos y nuestro lazo se hiciera más fuerte. Tras otra sesión de sexo, donde esta vez Alex y yo torturamos a Rag placenteramente de mil formas, nos acostamos a dormir bastante agotados, el cuerpo realmente no nos daba para más y terminamos juntos en la misma cama disfrutando de la compañía de los tres. (…) Alexandre Un extraño ruido se hace presente entre sueños y me percato que es mi móvil el que suena, abro mis ojos bastante agotado, me pesa mucho el cuerpo. En cuanto veo el remitente contesto de inmediato aclarando mi ronca voz. -Buenos días señor, disculpe molestarlo, pero quisiera saber si aún tardarán en regresar ya que David ha estado bastante inquieto desde anoche. -¿Pasó algo? ¿se encuentra bien? -Él está bien, solo tuvo pesadillas anoche y ha estado preguntando por la señorita Wintar desesperadamente. De pronto siento la cama moverse un poco a lo que me alejo para no despertar a nadie. -Dile a David que iremos más tarde –vi la hora percatándome de que apenas llevábamos cuatro horas de sueño –las cosas estuvieron muy movidas anoche y estamos agotados. -¿Qué ocurre angelo? Giro encontrando a mi ángel despierta y mi corazón se agita al ver su adormilada imagen. -Es Iván, dice que David tuvo pesadillas anoche y quiere verte, pero será mejor que nos espere debemos dormir un poco más. Ella me hace una señal para que le entregue el móvil, así procedo quedando sentado en la cama y robándole un beso que mueve el cielo que me ha regalado, mi hermoso ángel se levanta acomodándose en una de las sillas y se queda hablando con Iván, le pide que le comunique a David, supongo yo que es a causa de sus gritos pidiendo verla. Ella sonríe en cuanto escucha la voz de nuestro hijo, lo sé porque su semblante siempre es otro cuando se trata de él, es algo que aprendí a identificar más con este viaje. Le pregunta por la pesadilla que tuvo y hace gestos como si lo tuviera en frente, su sonrisa no se borra ante nada y un bello sonrojo la acompaña seguido de ese tic en su labio, aquel que muerde tan seductora. Al final le pide que le dé una hora para reencontrarse, incluso se lo promete, una acción que David supo identificar como algo sumamente importante viniendo de ella, pues sabe que al decir esa palabra siempre le cumplirá. Mi ángel termina la llamada con un rostro tan lleno de felicidad que no puede ser igualado con nada, me levanto caminando hasta quedar a su lado y nos fundimos en un cálido abrazo contagiándome de su alegría. -Si yo creía que habías cautivado mi vida desde que tus ojos me atraparon, entonces no sé qué pasó con nuestro hijo que pareciera ver únicamente el mundo a través de ti. Su agarre es más fuerte en mi cuerpo, su sonrisa se ensancha y mi corazón galopa con intensidad en mi pecho. -Soy yo quien ve el mundo a través de su cielo mi angelo. No sé cuánto tiempo pasó y tampoco me importó, pero tener su piel unida a la mía significaba el paraíso. -Entonces… ¿tenemos una hora? –pregunto con tono y sonrisa pícara. Mi ángel levanta su rostro mordiendo su labio cual niña pequeña a punto de cometer la mayor travesura de su vida. -¿Algún plan en mente angelo? -No sé él, pero yo si tengo uno en mente. Miramos a un lado al escuchar la voz de Max quien también se ha levantado con el mismo semblante oscuro de nosotros, las palabras sobraron en ese instante y mi ángel se levanta rodeando mi cintura con sus torneadas piernas en lo que sostengo sus exquisitos muslos con firmeza. Max me da una señal para que la lleve al comedor, él toma las cuerdas que estaban a un lado de la cama y con todo listo empezamos a atar a mi ángel a cada lado de la mesa. -Recuerden que tenemos una hora –aclara ella. -Aun si tuviéramos un día no sería suficiente ángel, pero debemos conformarnos con eso como despedida –ambos quedan confundidos ante mis palabras. -Por ahora disfrutemos este tiempo juntos sin pensar en nada más, ya hablaremos después. -Alex si hay algo por decir es mejor hacerlo ahora. -Después Max, ahora quiero disfrutar este tiempo con ustedes y no pienso desatar a mi ángel. -Angelo solo… Silencié las palabras de mi ángel al introducir mis dedos entre sus piernas, un sutil jadeo sale de sus labios, pero solo me incita a continuar. Abro las puertas del paraíso y mis labios repasan entre besos sus piernas, ella intenta hablar, dejo una mordida un poco fuerte en la pierna derecha cerca de su ardiente flor y un gemido más profundo emerge de ella. -Si te atreves a hablar otra vez; te castigaré más fuerte ángel así que no me provoques. Y Max, si quieres puedes retirarte o podemos pasar un buen momento los tres, tú escoges. Estaba decidido a continuar y más porque mi éxtasis ya había despertado, él lanza una mirada de “hablaremos después sí o sí”, baja su rostro observando el de ella, su brazo se estira hasta su vientre y asciende en medio de su abdomen y pecho con la punta de sus dedos. El cuerpo de mi ángel se eriza y arquea su espalda al sentir que los dedos de Max pellizcan sus pezones y yo hago lo mismo en sus pliegues, tanteo punto a punto hasta llegar a su clítoris provocando que se retuerza sobre la mesa, pero su movimiento es limitado por la cuerda, sabe que no tiene escapatoria. Mi lengua se deleitó esta vez entre su monte y nos dejamos llevar nuevamente en un mar de lujuria disfrutando de cada uno, pues ella en un rápido movimiento atrapó con su boca el m*****o de Max, un truco en el que es muy buena, aunque… ¿en qué no es buena mi amado ángel? Él siguió estimulando sus senos con su boca y manos, rasguñaba su piel, presionaba con fuerza, dejaba palmadas resonantes en estas que inundaban la habitación y yo seguí disfrutando de su jugosa carne en mi boca permitiendo una perfecta conexión entre los tres. No obstante, me detuve antes de que ella lograse llegar al orgasmo, Max se alejó de su boca y esa cara de frustración apareció en ella, estaba desesperada por liberar su propio placer, pero yo estaba dispuesto a deleitarme más extendiendo su tortura. -Angelo… -suplicó. Ignoré sus palabras sin retirar mi mirada de la suya, Max y yo intercambiamos de lugar a lo que él gira un poco el cuerpo de ella dejándola de lado y abriéndose campo entre sus piernas, una fuerte nalgada marcó su piel, su voz no midió el nivel de su exquisito canto. La tomé del cabello enredándolo en mi mano y obligándola a verme. -Sabes que a pesar de todo siempre te he tratado con cariño mi ángel y esta no será la excepción. Acaricié su mejilla, me perdí nuevamente en sus nocturnos orbes y la besé profunda e intensamente, hice una señal con mi mano la cual Max comprendió bien e ingresó en ella, su gemido murió en mi boca, el sabor del pecado impregnaba su lengua a la vez que ahogaba la mía en tan exquisito sabor. Las embestidas de él fueron en aumento, el placer de mi ángel también y el mío no tuvo freno, al igual que hizo con él, introdujo mi falo en su boca produciendo mi perdición con su lengua de fuego, levanté más su pierna izquierda para darle más acceso a él, los tres producíamos un mismo coro único que identificábamos bien después de tantos encuentros y nos dejamos llevar por un mismo compás sobre la madera hasta lograr un perfecto orgasmo en simultáneo. (…) Luego de pasar el tiempo suficiente juntos en un exquisito placer, nos fuimos a duchar y ahora nos alistábamos para ir a la suite con David e Iván. -Alex, ¿a qué te referías con eso último? Dejo de abotonar mi camisa perdiendo mis pensamientos en la nada para evitar derrumbarme al escuchar esa pregunta. Tomé un profundo respiro buscando el impulso para mencionar las palabras que tanto odiaría decir, pero era el momento y esto no sería eterno. -Hasta aquí llegó nuestro viaje, esta noche partiremos David y yo de regreso a Sicilia y ustedes irán al destino que deseen –dije sin titubear, aunque por dentro me estaba derrumbando… Y si así me sentía en este momento, no quiero imaginarme cuando deba decírselo a mi hijo. -¿¡Qué!? Pero Alex ¿no se suponía que todo estaba bien entre nosotros? ¿a qué viene eso? La reacción de Max me dejó bastante consternado, creí que esas palabras las mencionaría ella, pero que él lo hiciera fue tan doloroso como el hecho de ver el corazón fracturado de mi ángel en su rostro, su silencio era tan mortal como lo dicho por él. -Y estamos bien, no tengo ningún problema ni nada parecido, pero si estamos aquí el día de hoy es porque ustedes tuvieron mucha paciencia, consideración o qué se yo con nosotros, todos sabemos que Iván, David y yo no deberíamos haberlos acompañado. -¿Es por eso? ¿crees que nos cansamos de ustedes y los queremos lejos? –se pronuncia esta vez mi ángel. -Si es así, estás muy equivocado Alex y te aseguro que yo no tengo ningún inconveniente en continuar este viaje con ustedes, sé que no era lo planeado desde el comienzo, así como también sé que parece una locura considerando las circunstancias entre todos, pero al final nos hemos divertido juntos… ¿o no? Mi ángel tenía razón hace años al decir que el mejor golpe que podía dar Max era con sus palabras y sentimientos, es alguien tan honesto que, al conocerlo, no te da la oportunidad de odiarlo y por desgracia a este punto de la vida ya lo veía como un gran amigo. -Por favor no me mal entiendan, siempre les voy a agradecer el que nos dejaran venir a este viaje con ustedes, cada momento de cada día que compartimos ha sido importante, pero esto tenía que acabar tarde o temprano ¿o acaso pensaron que terminaríamos viviendo todos en Londres cuando culminara el viaje? Ambos se me quedan viendo dolidos, conflictuados, es tan fuerte todo esto que no dudo en que lloraré cuando se lo deba decir a David, solo a él y mi ángel les mostraría un punto tan débil de mi alma. -Alex… -Es todo Max, hasta aquí llegamos nosotros, así que les pido oculten ese rostro el resto del día por muy difícil que sea, no quiero que David los vea y comience a hacer preguntas antes de tiempo, creo que al menos él merece que tengamos un último día feliz juntos. Ella camina lento hacia mí, cada paso suyo es un puñal que hiere mi alma con su lacrimosa existencia, toma mi mano débil y a la vez queriendo aferrarse a una última esperanza, sus dedos acarician mi rostro suplicantes por el deseo de su corazón y el mío se estruja hasta cristalizar mis ojos, pero antes de que diga nada, poso mi mano en su rostro callando con mi pulgar sus labios temblorosos. -No lo digas amor, por favor no lo digas porque no podría resistirlo, comprende que todo tiene un principio y un final… y yo aprendí a aceptar mi derrota en tu corazón. Uní nuestras frentes, sus ojos se cerraron y los míos destruyeron la represa que contenía el peso de mi decisión. -Sé que tengo un lugar importante en tu vida mi ángel, sé que me amas demasiado, pero también sé que no soy él y es a él a quien escogiste. -Angelo… Una palabra y fue todo lo que necesitó para que la abrazara con fuerza soltando con intensidad mis lágrimas en su ser. -Tú siempre serás la única para mí Ragnar y nadie más ocupará ese puesto en mi corazón ni mi alma porque tú eres y seguirás siendo la dueña de estos. Ella al igual que yo tampoco ocultó nada y lo soltó todo en mi pecho. -Solo te recuerdo una cosa il mio bellissimo ángel –la separé lo suficiente admirando con todo mi amor su magnífico firmamento y sonreí dolorido. –tu siempre serás la madre de nuestro hijo y eso nada ni nadie te lo va a quitar, es por eso que una vez finalicen el viaje nos veremos en Londres para que firmes los papeles y seas legalmente lo siempre fuiste… y espero que ese día nos acompañes Max. Ambos me miran sorprendidos; mas una sonrisa se dibuja en ellos. Hice una señal para que él se acercara a nosotros y solté a mi ángel para abrazarlo a él con fraternidad, obteniendo una respuesta equitativa de su parte. -Cuídala Max, te llevas la joya de la corona y ella merece ser feliz –su agarre se hizo más fuerte al igual que el mío. -Por mucho que la ame, no me atrevería a separarla nunca de David. -Lo sé y por eso me estoy haciendo a un lado, para que ustedes puedan estar tranquilos sin duda alguna y porque sé, le permitirás a nuestro hijo estar al lado de la mujer que más ama en todo el mundo. -A pesar de todo te considero un amigo Alex y me alegra haberte conocido. -Yo también te considero un amigo Max, quizás… como el hermano que nunca tuve –besé su mejilla abrazándolo más fuerte y poco después lo liberé un poco atrayendo a mi ángel entre nosotros. Las lágrimas no parecían acabar para ninguno, pero con las cartas sobre la mesa, era hora de retomar la compostura y terminar de alistarnos para ir por mi hijo que ansiaba ver a la mujer que más amaba, su madre.
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