Adler
—¿Y a qué se debe esa enorme sonrisa?
Entrego las botellas de agua a cada uno y bebo de la mía.
—Que estoy pasando un increíble e inolvidable día con las personas que más amo en el mundo, mi hijo y mi maravillosa Alice.
—Eres un mentiroso Adler Müller —rodea sus brazos en mi cuello y los míos reposan en su cintura entre caricias. —Dime mi conejo blanco; ¿qué te traes entre manos?
—Hace mucho no me llamabas de esa forma —murmuré sobre sus labios.
—No esquives la pregunta Rabbit o tendré que castigarte.
Miré a mi hijo, pero en especial a la dulce pareja que ahora yacía frente a nosotros, por suerte ella estaba de espalda a ellos y no lograrían identificarla fácilmente.
—¿Qué les parece si nos vamos a duchar para estar más frescos y luego los llevaré a otro lugar?
—¿A dónde iremos papá?
—Estaba pensando que podíamos ir al planetario o a un parque de diversiones ¿qué dicen?
—¡Vamos a los dos! —contesta mi pequeño emocionado.
—No te salvarás de esta Rabbit —advierte Rag inquisidora y le robo un profundo beso como respuesta.
Sé que ella intentará sacarme la información después, pero por ahora me aseguro de hacerme el desentendido con ellos y a su vez, que Luna y Massimo nos vean partir juntos sin que logren ver el rostro de ella.
Más temprano que tarde nos fuimos a mi casa para cambiarnos, lo bueno es que Rag tenía ropa en ambas casas así que no debía preocuparse por traer o comprar. Escuché el agua caer en lo que yo terminaba de comprar las boletas, considerando la hora cambiamos de opinión y optamos por ir a cine los tres para ver una película de acción.
Al tener todo listo retiré mi ropa e ingresé a la ducha con ella, estaba de espaldas con su cabello recogido y el agua fría cayendo en su piel como tanto le gusta, rodeé su cintura repartiendo besos en su cuello, mis manos exploraban desde su ombligo dividiéndose para disfrutar de sus senos y tan magnífico monte que ahora parecía un volcán a punto de estallar con el pasar de mis dedos, sus manos fueron hacia atrás entre mi pierna y mi cabeza aferrándose más a mí, me ordenaba con su cuerpo que no me detuviera, sus piernas se abrieron un poco más dándome mejor acceso con los dedos, mi hombría despertó lo suficiente para rozar sus húmedos pliegues y de nuevo el aire comenzaba a ser insuficiente para ambos.
—No imaginas cuántas veces te soñé de esta forma Alice.
—Espero que las suficientes para desfogar con honores tanto tiempo reprimido.
—¿Todavía irías al país de las maravillas conmigo? —susurré a ronca voz en su oído provocando un gemido ahogado en ella.
—Primero debo recorrer la madriguera del conejo para llegar.
—Que así sea.
Ágil, levanté su pierna e ingresé de un golpe al sentir su humedad en mis dedos, gemimos al unísono, sus senos rebotaban en mi mano por la profunda penetración que nos deleitaba y volví a masturbar aquel punto que incrementó su placer.
—Dilo mi maravilla, ¿con quién irás al país de las Alicias?
—Contigo Rabbit.
Penetré más fuerte ante su jadeante respuesta e intensifiqué mi movimiento en su clítoris, pronto sus paredes se contraían aferrándose más a mi hombría y antes de lo que pensé liberó toda su ambrosía sobre mí, pero no me detuve, quería mucho más de ella, quería extasiarme hasta tener una sobredosis por su piel y su placer, uno que sería solo para mí.
—Rabbit... más rápido.
Colocó su mano sobre la mía indicándome dónde quería que aumentara la velocidad y así lo hice.
—Vamos Alice, corre conmigo —mordí su lóbulo y mejilla.
—¡Sí!
Presioné su tórax con fuerza cuidando de no tocar sus costillas lastimadas y al sentir la segunda ola orgásmica dentro de ella, di una estocada muy fuerte que la hizo ir hacia la pared, la atraje hacia mí de un golpe antes de que chocara e ingresé nuevamente en ella levantando la otra pierna, ambas temblaban tanto que eso aumentó mi placer, sus paredes estaban bañadas en sus jugos, mismos que bañaron mi carne y sus contracciones me retenían tanto como podían.
—Adler... no puedo más...
Si no la conociera diría que su voz sonó a una súplica para detenerme, pero sé que quería más, mucho más.
—Estás en mi madriguera Alice y aquí mando yo —respondí tajante.
—Rabbit... te lo ruego...
Maldición ¿Cómo podía llevarme a este punto tan rápido dejándome satisfecho y a la vez necesitado de más?
Arremetí con una combinación triple que conocía a la perfección en ella, la coloqué frente a mí levantandola entre mis brazos e ingresando de nuevo, la acorralé contra los azulejos y ella tomó las argollas que mandó a instalar en el techo tiempo atrás las cuales caían por las gruesas cadenas... la mejor idea de nuestra loca vida.
Al tenerla en un perfecto ángulo la hice girar, se aferró más a las argollas, sus piernas rodearon mi cadera para un mejor agarre e ingresé agresivo, masturbé su hinchado botón y presioné el punto débil de su pierna izquierda, aquel que estaba a cuatro dedos de distancia de su centro y el tono de sus gemidos cambiaron hasta llegar a la nota que anhelaba. Una tercera ola vino a ella y esta vez nos ahogamos juntos en el auge de la locura, dejando la marca de una mordida en su espalda que le provocó un placentero grito y con él vino mi orgasmo, mismo que se mezcló con el suyo hasta dejar nuestros cuerpos temblorosos y una risa que conocíamos bien salió de ambos.
—Siempre dije que estabas loca Rag —dije al bajarla con la poca fuerza que me quedaba y quedamos entre besos y risas descontroladas.
—No hay nada como la madriguera del conejo.
—Vamos a la cama o no podremos dar un paso más.
Reímos y nos fuimos a esta, caímos como robles y la atraje a mis brazos deleitándome más con su calor.
—¿Algún día me dirás que viste a Max con Luna en Tiergarten o lo seguirás ocultando?
—¿Cómo supiste? —levantó su rostro con semblante demencial y sonrisa de Cheshire.
—Ese es mi secreto —contesta maliciosa.
—Estás loca mi pequeña Alice.
—No me amas por estar cuerda ¿O sí?
Se acomoda a horcajadas rozando nuestros sexos y paseo mis manos en sus caderas de fuego, me pierdo entre la letal mordida de su labio con mirada gatuna y sus manos se pasean sensuales en mi pecho.
—¿Vamos a divertimos esta noche Rabbit?
—Contigo soy capaz de cortar la cabeza de la reina roja para ponerla de corona y a la Sota de corazones lo pondré de cetro.
—Que así sea.
(…)
Max
Estuve un poco inquieto con la aparición de Adler en el parque ya que no esperaba que nos encontrara de esa forma, sé que aún cuando le diga algo a Rag no tengo motivos para ocultarlo, incluso lo haría frente a ella porque no tengo dudas de a quien amo y en qué medida, pero no quiero que pasemos un trago amargo.
—Creo que lo mejor es que me vaya —salgo mi ensoñación viéndola con una sonrisa apagada.
—Disculpa, creo que me distraje.
—Eso es obvio, pero Max creo que todos estos eventos te están confundiendo mucho y necesitas un tiempo para pensar.
—Lo sé y es por eso que quiero irme a Londres, aunque si te soy honesto no sé si también ocurra algo allá, me gustaría tener la certeza de que nada malo pasará, pero si lo pienso bien incluso en Nueva York ocurrieron cosas malas.
—¿Entonces?
—Necesito retomar el control de mi cabeza, no puedo quedarme con este enredo y volver a desaparecer otros dos años por una duda sin sentido.
Su sonrisa se expande, ella se levanta colocándose detrás de mi y me abraza del cuello muy fuerte hasta dejar un sonoro beso en mi mejilla que nos hace reír.
—Me alegra ver qué estás creciendo, porque si te soy honesta me pareció un poco infantil el haberte alejado de ella cuando estabas en Washington, mira que pudiste haber estado con tu padre en su enfermedad y pasar tiempo con Ragnar.
—Lo sé y me duele haberlo hecho, pero no todo fue malo porque conocí a importantes amigos allá como Li, Drak y tú mi Luna.
—Tú también eres importante para mí, solo espero tener una oportunidad de amar así como ustedes lo hacen.
—Lo harás, amarás, te amarán y serás muy feliz, sé que habrá alguien tan loco como tú que soporte tu voltaje y te dé rienda en la vida.
Tras un día algo loco nos reencontramos con Ares quien vino por nosotros para ir a casa, pero no creí que la casa que visitaríamos sería la de Adler, según él, dijo que cenaríamos aquí y eso incluye a Luna, quien al parecer fue invitada por el mismísimo Adler, igual entramos y saludamos normal, entonces vimos al anfitrión en la sala esperando por nosotros.
—Gracias por invitarme —dice Luna cordial.
—Eres amiga de Massimo y una pieza importante en los negocios de Ragnar, no veo por qué no hacerlo.
Adler tiene una excelente cara de poker, solo espero que no tenga nada malo planeado. En esas un niño de entre once y doce años va ingresando al lugar y se acerca a Adler sin dejar de observarnos, él nos presenta y comenta que es su hijo Adrien.
—¿Y dónde está tu esposa?
La sonrisa más altruista, orgullosa, con toque macabro, pero que irradia demasiada felicidad, fue la que él colocó en cuanto escuchó la pregunta de Luna.
—Mi esposa... —saboreaba cada letra.
—¡Mamá!
En cuanto Adrien dice eso, miramos a un lado donde se encuentran las escaleras y de esta va bajando Ragnar, quién recibe en sus brazos a Adrien que sale corriendo del lado de su padre. A veces me pregunto cuán grande es la familia que ha formado y me ha ocultado en todos estos años. Luna queda un poco desconcertada por lo ocurrido, permanecemos en silencio un momento y es cuando el pequeño arroja las palabras como gasolina al fuego.
—Ya recordé dónde los vi, tenías cargada a tu novia en el parque y la besabas cuando papá se acercó a saludarlos —dijo muy inocente y emocionado como si hubiera encontrado algo increíble.
—Así que su novia... interesante.
Una helada corriente atravesó mi espalda al escuchar las palabras de Rag, de reojo veía a Luna que seguía congelada solo por tenerla al frente, aunque no sé si es por las palabras de Adrien o porque estaba haciendo una película porno en su cabeza... que no tendría nada de raro.
—Bueno campeón, acompáñame para que decidamos el menú, así le escoges el postre más delicioso a nuestra Kätzchen.
Adrien se va con Ares muy feliz y los cuatro quedamos en un momento incómodo, Adler se acerca con Rag tomándola posesivamente de su cintura y a la vez dándole un fuerte lugar a su lado con orgullo, como si fuera su muy amada esposa.
—Massimo, ¿por qué no me acompañas un momento en lo que sirven la cena? Un whisky no nos caería mal.
—Entonces ocuparé tu despacho para hablar con Luna si no te importa.
—Para nada mi bella Alice, sabes que Alemania es tu hogar.
Esto parece una película de terror con la actitud de asesinos seriales que tenían ellos.
—Vamos Luna —fue una orden, no una pregunta ni nada parecido.
Luna siguió con ella al despacho y yo seguí a Adler a la sala donde sirvió una copa de whisky para cada uno.
—Tú me dirás.
No tenía miedo de Adler, pero no sabía ni qué pensar de todo esto, igual no me mostré inferior ante él.
—Relájate, si quisiera asesinarte lo habría hecho la noche del rescate, pero sigues con vida gracias a mi hermano y a mí.
—Y siempre se los agradeceré.
—No sé si lo sepas o recuerdes que tenías una carta blanca pendiente conmigo.
—Y pagaré por ella, solo dime qué quieres.
—Por esa carta, nada, considerando los eventos decidí perdonarlos a ti y a Sasha, pero salvarte la noche del rescate te generó otra deuda diferente conmigo, una más grande.
—Ve al punto.
—Me debes tu vida Massimo y una vida se paga con otra vida en este mundo.
Esto no me está gustando.
—¿Qué quieres de mí Adler?
—Simple, le debes lo mismo a mi hermano, pero yo tomé esa deuda así que me debes dos vidas, por eso quiero que mientras sigas al lado de Ragnar le permitas estar con mi hijo, como ves ellos se quieren demasiado y no quiero que nadie quebrante un vínculo que ha estado allí desde antes que tú aparecieras.
—¿Y la otra vida? ¿Me dirás que me aleje y te dé mi lugar a su lado? —él ríe levemente y su mirada se pierde a un lado como recordando algo bueno.
—No necesito que me des algo que me he ganado desde hace años, pero lo que sí quiero es que tomes una decisión, no ahora o en un mes, eso lo defines tú, pero quiero que pienses bien si estás dispuesto a estar en este mundo con y por ella.
—De tantas cosas que puedes pedirme ¿por qué esa?
—Porque sé lo que representamos cada uno en la vida de ella y tu papel es importante, por eso quiero que estés seguro de si vas a continuar o no a su lado —hace una pausa y bebe un trago. —Debes comprender que no eres un niño, que este mundo en el que vivimos no es un juego y si te quedas en él es para toda la vida, las decisiones que tomes ahora afectarán tu futuro y el de tu familia.
—¿Y cuál es mi papel según tú?
—Tú eres el balance en su vida, eres lo que la conecta con este mundo y el otro donde puede tener una vida "normal", por así decirlo. Básicamente, si te quedas debes mantener el equilibrio y recordarle que siempre hay una luz brillando para ella, así como deberás aceptar un tórrido pasado con un futuro gris a su lado.
—Para ser su amigo no le das mucha esperanza.
—Ella puede seguir adelante sin ti ahora más que nunca porque sabe que eres un hombre con un futuro prometedor, pero no estoy dispuesto a verla destruirse por ti otra vez así como hizo con Romanov y D'Angelo, o como pasó con Wesker y Gorsky.
Esto es más oscuro de lo que parece.
—No sé bien qué esperas que haga para mantener ese equilibrio, pero...
—Tienes que dejarte de estupideces y comprender que hay un puto infierno a nuestro alrededor, Massimo D'Porti, incluso nuestros hijos saben eso desde el día que nacen y tu pareces no querer comprenderlo. Ragnar no necesita un estorbo en su vida, necesita hombres y mujeres fuertes que estén dispuestos a derramar la sangre de otros y la suya propia por ella y los que ama, no quiere ni necesita héroes o príncipes azules, quiere guerreros que estén a su lado, que sean leales, honestos y compartan la visión de ella.
Sus palabras eran fuertes, muy firmes y la emoción que las acompañaba era una indeleble... Él prácticamente quiere que acabe una fantasía de años y me convierta en uno de ellos si me quedo con Rag, pero esa idea conflictúa con lo que pienso y dijo mi abuelo alguna vez...
—¿Y si decido no quedarme con ella?
—Creo que conoces la respuesta mejor que nadie... suponiendo que ya no la juzgues igual que hace unos meses como niño caprichoso —maldito infeliz, justo en la yaga. —Toma el tiempo que necesites, pero no tardes mucho o tendré que tomar la decisión por ti, recuerda, es una vida por otra D'Porti ¿Estás dispuesto a soltar la vida que siempre has conocido para bañar tu alma con sangre y muerte? Y de ser así, ¿lo haces por ella, por ti o cuál es tu razón de ser?
Después de esa conversación no pude mantenerme igual, intenté disimularlo, pero era evidente para Luna y Rag que algo me mortificaba en demasía, así como Luna también había salido diferente del despacho, pero se mantuvo neutral en todo momento hasta que llegó la hora de despedirnos.
—Te iré a visitar después a Londres Max, tengo otros asuntos que resolver allá.
—Luna, lo que hablaste con Rag...
—Es un asunto que nos concierne a las dos y debo pensar algunas cosas, cuando tenga todo claro hablaremos tú y yo, pero no te preocupes que no me reclamó por nada contigo, al contrario, está feliz de saber que somos amigos.
—¿No te puso problemas por lo que dijo Adrien?
—No, de hecho nos reímos un rato por la inocencia de ese niño, incluso me dijo que si ambos queríamos podíamos disfrutar igual que aquella noche que nos presentamos.
La miré confundido y ante su sádica sonrisa comprendí el trasfondo... Ragnar Wintar me acaba de entregar a los brazos de Luna en bandeja de plata, lo que me hace pensar que más adelante me cobrará eso de alguna u otra forma.
—Max, piensa bien lo que harás de ahora en adelante, recuerda que siempre tienes opciones, pero todo lo que hagas también tiene consecuencias.
Ella sabía algo más y esa advertencia no fue por nada. Nos despedimos con un caluroso abrazo y un beso robado que me sacó una sonrisa, la vi marcharse en el auto con Ares a su vez que yo había quedado con millones de cosas por meditar.