Ragnar Desperté en medio de la oscuridad, unos rayos de luz se colaban por los bordes de la ventana y un delicioso aroma invadió mis sentidos. Moví un poco mis manos sintiendo su calidez en ellas, eran mis pequeños quienes se movían ligeramente en lo que se aferran más a mi camiseta, me duele demasiado el cuerpo, pero si son ellos los que intensifican este dolor con un abrazo, puedo soportarlo porque no era mío, sino nuestro. Pese a no tener suficiente luz, tampoco necesité de esta para saber que ellos abrían sus ojos de a poco, siento sus miradas fijas en mí y me aprisionan entre sus brazos como si supieran que voy a irme otra vez, pero no es el caso. Pasé mucho tiempo en un limbo al cual no deseo regresar, pues era el rostro de Bael y todo lo que me hacía y decía lo único que abundaba