115. LA RUTA DE VIRGILIO

2964 Palabras

Ya habíamos adelantado lo suficiente para que mi maestro me mostrase a uno que en vida había sido muy hermoso; entonces se apartó a un lado y me dijo: —¡He aquí a Dite!, en este lugar debes hacer acopio de todo tu valor. Infierno. Canto trigésimo cuarto. La divina comedia, Alighieri D. Gerard Una vez todos salimos de la mansión, se colocaron a Bael y Wesker en unas jaulas que estaban preparadas en una camioneta, la cual sería conducida por un hombre de confianza de Garnier, las víctimas encontradas fueron reunidas y serían trasladadas a un hospital para recibir la ayuda correspondiente. Los seis regresamos a las camionetas con nuestros rehenes rumbo al castillo de Garnier, opté por volver con ella nuevamente a solas pensando que tendríamos algo más qué decir, pero nadie dice una palab

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