Ragnar
Entre los golpes propinados por ambos, lo que ellos hablaban, pero sobre todo, lo que Gerard me contó, terminé recordando más cosas que había olvidado incluso de niña, siendo la noche del escape el último recuerdo que vino a mí. Es este punto, estoy segura que el motivo de mis lagunas mentales se debe al golpe que me di aquella noche y la lobotomía que ordenó Marcus, pues al ver sus ojos mercurio, no tengo dudas de que es el mismo niño hecho un hombre… uno que estaba cegado por el dolor.
—Ese sujeto tiene razón, eres un imbécil —digo, en lo que él me propina una fuerte bofetada.
—¡Cállate! Tú eres la traidora por irte esa noche y dejarme solo en la mansión.
—Yo no te dejé solo porque quisiera, esa noche hubo unas explosiones en la mansión y antes de que todo se incendiara él me
