Capítulo cuatro

2092 Palabras
Emma recorrió las calles de la cuidad, en estos precisos minutos su cabeza solo pensaba en el abandono que había sufrido por parte de su mejor amiga o como esta hacia llamarse, unas horas atrás nuevamente le conto sobre sus planes y, sin embargo, la negativa de la protagonista la había tomado por sorpresa, no importo cuanto le rogo, Lilith siempre se negó a seguirla. La chica estaba cansada de ceder ante ella tan consecutivamente solo por el hecho de ser la única amiga que tenía, a veces estar con alguien como Emma resultaba más agotador que su mismo empleo, lo cual significaba tener casi un doble trabajo. —Lilith—la voz de Emma la llamo desde el exterior de la casa, Lilith con cansancio se acerco hasta ella y la invito a ingresar, la joven hizo un puchero mientras exigía—tienes que acompañarme al Bar. La demanda de Emma le parecía tan absurda, ¿Acaso ella creía que tenia su tiempo comprado? Entendía que se sintiera sola tras el abandono prácticamente de toda su familia y que careciera de cariño, personas que la acompañaran en su vida, pero Lilith también tenia responsabilidades, no podía estar siempre con ella, tarde que temprano Emma debía aprender a ir sola a cualquier lugar sin estar dependiendo de otra persona. Podría parecer cruel el pensamiento de la chica y, sin embargo, aun así, tan solo era la realidad del mundo en el que se encontraban habitando, un mundo cruel en el que solo el más fuerte permanece con vida, en el solo puede haber un ganador. Ya se lo que digas, mi respuesta sigue siendo la misma, NO es NO—respondió un cansada Lilith, muchas veces había dado la mano a torcer, pero era suficiente, la última salida no termino nada bien, por si fuera poco, por culpa suya tuvo que bajar la cabeza y obedecer sin chistar.—La última salida termine perdiendo más de lo que crees. Emma bajo la mirada, recordando lo que Lilith le había contado, ciertamente se había pasado, tenía que estar ahí para protegerla, pero la dejo sola y ese fue un enorme error, el cual tenia consecuencias, no podía recriminarla por ahora negarse, era más que obvio porque ahora actuaba y respondía de esa manera. —No quería que las cosas terminaran de esa manera, no era mi intención que la pasaras mal, perdóname por insistirte demasiado, arrastrarte aun cuando se bien que no quieres ir, por forzarte a ceder y cambiar tus decisiones pese a que ya las has tomado. ¿Cuánta veces no había escuchado las mismas disculpas de su boca? A este punto ya no importaba que se disculpará, si seguramente en un futuro volvería a forzarla a seguirla, aunque ella se negará, porque esa era Emma. La conocía a la perfección como para saber que ese par de disculpas estaban más vacías que sus palabras inocentes cuando decía: “no lo hice”. En muchas ocasiones la culpa termino siendo suya, pese a que las acciones no las cometió. De solo pensar en todos los problemas que tuvo por su culpa, el coraje se le subió a la cabeza, Emma no merecía ser perdonada, su disculpa no tenia valor alguno, además ella tampoco lo sentía, porque cuando sientes algo no vuelves a hacer lo mismo y casualmente Emma siempre volvía a cometer el mismo error. No pienso perdonarte, ¿acaso sabes cuantas veces te has disculpado? ¿Cuántas veces has dicho que no volverás a ir en contra de mis decisiones? —Lilith coloco su mano sobre su rostro mientras negaba con la cabeza—por dios, ya he perdido la cuenta, han sido tantas al punto que he olvidado el numero Emma. —Ándate, la puerta esta lo suficiente amplia para que pases—continuó mientras señalaba la entrada—agradecería que te fueras, ya tuve suficiente. La mujer enfrente suyo no podía creer la actitud indispuesta que Lilith ponía en el momento, estaba segura de que la perdonaría, siempre lo había hecho, Emma estaba tan acostumbrada a salirse con la suya que por un momento olvido que las personas también tienen un límite y sin darse cuenta llevo a su amiga al suyo. Internamente se modio la lengua en un indició de reprimir las palabras que amenazaban por salir de sus labios, era demasiado, si continuaba probablemente la amistad se rompería sino es que ya se había acabado por lo sucedido, con las mismas se dio la media vuelta y se marcho tal como Lilith le indico. … Al atardecer la joven comenzó con su rutina de siempre, tomo sus cosas y se dirigió camino al trabajo, debido al comentario del gerente ella debía llegar con treinta minutos de anticipación. El gerente con un mes de anticipación comento a los empleados que su hijo lo visitaría y por ende debían comportarse de la mejor manera, Lilith en especial fue escogida para recibirlo y cuidar de él hasta que llegara el gerente, este le advirtió que era un poco rebelde y demasiado ojo alegre para su gusto por lo que debería mantener un ojo en él y que no dejarlo acercarse a las demás empleadas. Ante la dama esto no pudo sonar a nada mas que era un mujeriego al cual le gustaba entretenerse con las chicas que cayeran en sus juegos y palabrerías galantes. Cuando la chica llego al restaurante, el joven ya estaba presente, incluso con treinta minutos de anticipación no logro llegar antes que el hijo del gerente. ¿Acaso esto es una conspiración del mundo contra mí? —¿Lilith? —pregunto un joven alto y moreno, llevaba un pantalón de mezclilla y una chaqueta de piel, debido al gafete que te traía en el cuello fácilmente lo pudo identificar como él hijo del gerente, sino fuera por eso talvez no lo hubiera reconocido, ante la pregunta del joven, la chica asintió con la cabeza. Así es—Cuando iba a mencionar su nombre, cayo en cuenta que el gerente nunca le dijo como se llamaba, por lo que opto por decir—y tú debes ser el hijo del gerente—ante la mención de este título el muchacho frunció el ceño mirándola extrañado por un momento. De la manera mas rejalada se soltó riendo—nuevamente lo ha hecho, ha olvidado decir mi nombre—bacilo el sujeto frente suyo—Soy Gabriel, es un placer conocerte Lilith. Mi padre también olvido comentar que eres demasiado guapa—halago el joven de la manera que acostumbraba a hacerlo con las demás chicas, la reacción que esperaba era un sonrojo de su parte sin embargo la chica sonrió de manera forzada. Gabriel había visto a muchas mujeres sonreír en su vida que a simple vista sabía definir una sonrisa forzada por compromiso de una verdadera y autentica, la mayoría de las damas se sentían halagadas, pero entonces ¿Por qué ella no parecía agradecida por el comentario? ¿acaso a las mujeres no les gusta que halaguen su belleza? —Pero se hace tarde, adelante Gabriel, tú padre ha dicho que no has venido por un largo tiempo…—amablemente intento conversar de la manera más tranquila Lilith, más las intenciones del hombre no eran esas, él inmediatamente la interrumpió. —No te parecería mejor si te invito un helado? Ya sabes para platicar, mi padre vendrá dentro de un buen rato. La propuesta de Gabriel era algo que se vio venir, no, más bien era algo que el gerente advirtió con su comentario, Lilith le miro calmadamente y despacio negó—No hace falta, gracias, no me gustan los helados—esto último era algo cierto, desde lo que sucedió con su padre, los helados ya no sabían bien. ¿Prefieres ir a comer algo en especial? —pregunto ladeando la cabeza el joven, la chica a su lado volvió a negar—No hace falta. ... Y así se fue una semana entera en la que Gabriel no dejo de frecuentar el restaurante debido a las dichosas vacaciones, entre idas y venidas, invitaciones no faltaron y por supuesto los rechazos no hicieron más que venir. —Lilith—llamo a la joven con frustración—no hace falta que lo niegues, me he dado cuenta, fue por mi padre, ¿verdad? De seguro antes de mi llegada te comento algo de mi y esas han sido las razones porque las rechazas mis invitaciones No, por supuesto que no—comento la joven, por supuesto esto era mentira, el gerente había sido muy claro con ella respecto al comportamiento inmaduro de su hijo. Gabriel pareció pensarlo por un buen rato entonces enfadado la amenazo alzando la voz—sino aceptas mi invitación a comer hare que te despidan. Afortunadamente un cliente llego, Ónix junto a su hijo ingresaron al restaurante, en cuanto el niño la miro se acerco corriendo y le pregunto decepcionado—¿Por qué no me has ido a visitar? Lilith estaba profundamente agradecida en su interior por la llegada del pequeño que fue justo a tiempo, Gabriel delante de ella estaba furioso por la intromisión del pequeño niño, amablemente la mujer se dirigió al niño—No he tenido tiempo, el trabajo me ha mantenido ocupada—intento explicarse. —¿Por qué no dejas tu trabajo y empiezas a trabajar para mi como niñera de mi hijo? —resonó detrás de ella la voz de Ónix. Lilith miro hacia en dirección de Gabriel, él se encontraba furioso, obviamente era por el comentario acerca de trabajar en otro sitio. El joven estuvo a punto de tirar del brazo de la protagonista y apartarla del lugar, pero detrás de ella la mirada fría del hombre hizo que un extraño escalofrió le impidiera moverse. Trae los platillos del día señorita Lilith, hoy vas a servirnos todo el día—ante la orden del cliente, Gabriel no pudo hacer nada más que darse la media vuelta y marcharse, si se metía con un cliente y su padre se daba cuenta de ello, estaría muy enfadado. Luego de un par de minutos, la comida llego, todo prosiguió de la manera más tranquila incluso compartieron risas, el pequeño ante el ambiente estaba muy contento, las cosas iban demasiado bien. De la nada el hombre comento—estoy satisfecho, has estado haciendo caso—la mujer le miro confundida entonces Ónix aclaro—has ido temprano a casa, la mujer se dio cuenta que él había estado vigilándola. Lo cual no le gusto, Lilith en el fondo odiaba que le dieran ordenes, era un poco rebelde en su interior. ... Tras terminar el largo turno, el celular de Lilith sonó, enseguida la joven respondió, Emma sonaba demasiado borracha y entre quejidos, llantos y par de sorbidos de moco le pidió perdón. Se hacia demasiado evidente el mal estado de su amiga, Lilith no podía soportar verla mal, después de todo era su amiga, no, la única que tenía, durante todos estos años solo se tenían a ellas mismas, no hubo nadie más. El corazón noble de Lilith no le permitió dejarla por lo que enseguida se dirigió a buscarla. Cuando llego la encontró cayéndose de borracha y aunque le costo la ayudo a entrar al taxi, la llevo a su casa y la acostó, más que una amiga parecía la madre de Emma, su dormitorio seguía tal como recordaba, nada había cambiado, el mismo color en la pared, los mismos cuadros viejos y la misma fotografía de ambas. En verdad no podía abandonarla. Al revisar su móvil cayo en cuenta que eran mas de las 11:00 de la noche, era demasiado tarde en comparación a la hora que suele llegar a casa, abordo el taxi que la esperaba afuera, tras media hora se encontró frente a su casa. Estaba a punto de cruzar la puerta de su casa cuando su teléfono sonó, al revisarlo vio un mensaje. —“Insatisfecho, has llegado tarde, no quiero que vuelva a repetirse.” Frunció el ceño ante el mensaje extraño que había llegado a su celular mientras se preguntaba si ese hombre no tenía nada en que invertir su tiempo sino era molestarla y a tales horas de la noche. Lilith no comprendía las razones por las que el sujeto seguia cada uno de sus pasos con tanto esfuerzo y cuidado, ciertamente era algo que no podia ignorarse de ninguna manera, internamente saber que le seguian los pasos le causaba cierta desconfianza e incluso le provocaba hasta miedo.
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