*En el capítulo anterior* En un abrir y cerrar de ojos abandonamos el hotel y ahora nos encontramos parados frente a un espectacular luminoso con el nombre del lugar. Daem viste de manera elegante, lleva un traje n***o impecable, quiero babear pero me contengo tratando de no ser tan obvia. —Lo sé preciosa, causo un gran impacto. –señala con arrogancia y me guiña el ojo–, tú también causas ese efecto en mi, estamos a mano. Daem acomoda un mechón de mi cabello y toma mi cara entre sus manos. —Esta noche debes ser precavida, no hables con nadie ni vayas con nadie si no es conmigo. Tampoco puedes besar a nadie. –agrega desafiante. –¿Eso último te incluye? –trato de bromear. —Claro que no, pero si eso ocurre prepárate porque estaremos fritos. —Esta bien, aguafiestas. Él sonríe y me abra