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1320 Palabras

Sigo mirando un punto fijo por la ventana. Después de que Levai se fue no he hecho más que pensar. ¿Qué diablos significa todo esto? ¿Por qué es tan importante que yo esté a cargo? Y eso de que nací bajo el bien y el mal aún no me queda claro. Escucho un ruido en el balcón, supongo que es Daem nuevamente. —No estoy de humor para tus bromas, Daem. –aviso fastidiada. Él no responde o aparece, eso me pone en alerta. Quizás es otra Ragana o Levai que no se ha ido del todo. Me levanto de la cama y camino hasta el balcón, me sorprende ver al mismo cuervo de hoy en el bosque, él centra sus raros ojos azules en mi, recuerdo haber leído que ellos tienen la capacidad de reconocer los rostros. —Hola, ¿Quieres comer algo? –cuestiono y por muy tonto que parezca adoro hablar con los animales. Quizá

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