A pesar del dolor de las cachetadas que recibió, una sonrisa sutil se forma en los labios de Camila cuando escucha las palabras de Valentina. Esa sonrisa de triunfo la delata, aunque ella cree que nadie la ve. La señora Victoria, que hasta ese momento se ha mantenido en silencio observando el caos, capta ese gesto de inmediato. Su mirada se torna sombría, cargada de decepción. Si Camila supiera lo que realmente ocurre detrás de todo esto, no tendría esa sonrisa en la cara. —Valentina… —Alejandro intenta decir algo, pero no sabe qué. Tiene la garganta apretada, un nudo que no le deja hablar con claridad. Todas las miradas siguen concentradas en ellos. El salón, aunque lleno de gente, parece haberse reducido a ese pequeño círculo: él, Valentina y las consecuencias de lo que acaba de suc