Emilio resopla, dejando caer el teléfono sobre el asiento del copiloto.
—Paola Belcourt debería estar en un manicomio —murmura, girando el volante con frustración—. Es la mujer más loca que he conocido.
Apenas puede creer lo que Sofía le acaba de gritarle por teléfono: que tiene diez minutos para presentarse en su apartamento o lo mandará a volar de una patada.
No entiende nada. La última vez que hablaron, habían quedado en que irían juntos a verla, pero Paola decidió adelantarse, como si las reglas no aplicaran para ella.
Mientras conduce, aprieta la mandíbula y jura que si logra salir de esta sin que Sofía lo mate, va a torcerle el cuello a Paola. Esa mujer tiene un talento especial para meterse donde no la llaman y encima, ahora lo ha arrastrado consigo.
En el apartamento, Sofía o
