—¿Has escuchado lo que está diciendo Caleb? —Cami está a mi lado con la pantalla de su celular mostrando un vídeo.
Me detengo. —¿Qué es?
—Anoche se difundió este vídeo, donde aparece Caleb gritando que eres una frígida.
—¿Qué?
En el vídeo está Caleb subiendo a una mesa y gritando mi nombre con idioteces.
—Déjalo pasar, no me hace nada.
—¿Dejarlo pasar? Esto no puedes dejarlo pasar. Está ensuciando tu reputación, Adeline. Tienes que hacer algo, si no lo haré yo —Cami, está más afectada que yo por el vídeo. Desde hace tiempo he tratado con esto, no le tomo importancia y entonces deja de importar a los demás.
—¿Qué vas hacer? —pregunto divertida —¿Golpearlo? ¿Bajarle los pantalones en el pasillo? —ruedo los ojos.
—No sería mala idea. Ya pensaré en algo.
—No hagas nada. Has eso, nada.
La dejo allí en el pasillo y me uno a la clase.
***
Parece que le dije que fuera y le pidiera a Alex que golpeara a Caleb por mí.
—¿En qué estabas pensando? —estoy en el departamento de Alex. Cami está con él limpiándole la herida en su labio. Ella me llamó, diciendo que a Alex le habían dado una golpiza.
—Yo no hice nada, así que solo le conté a Alex. Él accionó por sí mismo. —mira a Alex para que la ayude —¿Verdad?
Trato de respirar lentamente para tranquilizarme.
—No puedo creerlo.
—Es verdad, Cami solo me contó. Yo quise golpearlo, ella no me dijo que lo hiciera.
—Aun así, van hacer esto más grande ¿no entienden? Cuando le tomas importancia a algo tan insignificante como esto, eso es lo que quiere. Por eso decidí ignorarlo.
—Ni pensar que era nuestro amigo —comenta Cami.
—Esa escoria no es nuestro amigo. —refuta Alex. Hace una mueca al sentir el isopo en su labio. Debe doler.
—Lo siento. No quería que te preocuparas. —parece culpable, la mirada de Alex es dulce.
Me dejo caer en el sofá.
—No estoy preocupada.
—¿Entonces?
—No es nada. —termino diciendo. —En fin, ya está hecho. ¿Él quedó peor?
Asiente. —Está peor que yo. —me da una sonrisa, pero se gana un dolor al hacerlo.
Que caos.
Me encuentro en el pasillo a Caleb, su rostro esta tremendamente golpeado. Rayos, Alex tenía razón. Me da una mirada mortífera que ignoro.
—Eso se merece —Cami está a mi lado sonriendo.
—Parecen chiquillos de secundaria.
—Alex hizo bien —levanto un hombro y lo dejo caer.
—Vayamos a clases.
Esta vez Félix está en la otra fila, me saluda cuando entro con Cami.
—El chico nuevo te acaba de saludar, —comenta.
—Si, lo hizo.
—¿Han estado hablando? —Parece curiosa como si quisiera saber si tenemos una amistad.
—Cruzamos un par de palabras la otra vez en la clase que decidiste dejar fuera en este curso. —sueno acusatoria.
—¿Qué es esa voz?
—Nada.
Parece que todo el alboroto de una noche no es mucho.
Termino las clases y espero a Cami para llevarla a su casa. Gustavo aparece en la ventana de mi auto.
—Chica ¿Qué haces aquí? —su sonrisa coqueta se asoma por sus comisuras de labios, ruedo los ojos.
—¿Qué quieres? —no ha venido solo a saludar.
—¿Quedamos esta noche en el club? Sería bien llevar a Alex por unos tragos después de la golpiza que recibió por ti. —guiña el ojo. Siempre buscando una excusa para beber.
No quiero entrar en discusión con él, porque sería algo de nunca terminar.
—¿Esta noche? Ok. Los veo allí, llevaré a Cami.
Se va.
—¿Esperaste mucho? ¿Qué sucede? —resoplo mientras manejo.
—Iremos esta noche al club.
—¿Al club? —saca un labial de su bolso y se pone en sus labios. —¿los chicos quieren ir? Vamos, entonces.
—Gustavo dijo que quería llevar a Alex por unos tragos, por la pelea que tuvo por mi culpa.
—¿Te dijo eso? ¡Que cabrón! —cerró su estuche de maquillaje.
—Aun así, iremos, le debo una a Alex.
—Bueno, si insistes. —Sonríe. —Llevaré diversión, entonces.
Es el segundo porro que se fuma Cami en mi auto, le doy una calada y le digo que es hora de entrar. Luis me ha enviado mensaje diciendo que ya están allí. Les respondo que pronto llegaré. Para cuando estoy sobre mis pies, siento que estoy flotando. Esto es divertido, me carcajeo de mi pensamiento.
—¿Todo bien? —Cami está a mi lado ajustando su falda.
—¡De maravilla! —alzo los brazos hacia arriba. Era enserio, me sentía super energética y feliz.
Visualizamos rápido a los chicos.
—¡Hola! —saludo a todos.
Alex me mira detenidamente, él sabe que no soy así cuando saludo. Los otros no se dan cuenta.
—¿Fumaste hierba? —huele en mí.
Sonrío. —Me atrapaste.
Rueda los ojos.
—¿Por qué lo has hecho? —Hay un deje de molestia en su voz.
—¿Por qué no? —rompo en carcajadas. —No es para tanto, Alex. —le hago un mohín y pido trago para todos. p**o las primeras rondas. Estoy bailando con Gustavo cuando veo a Cami hablando con Félix, no sabía que iba a estar esta noche, parecen intercambiar algo. Termino el baile con Gustavo y voy a la barra y pido un trago.
—Hola, chicos ¿Félix? —Ellos parecen desconcertados porque los he interrumpido ¿Qué esconden?
—Adel —saluda.
—Me preguntaba dónde estabas —Cami me da un abrazo y beso en la mejilla.
—Bailando. —tomo de mi bebida y pido dos para ellos.
Cami se abre paso dirigiéndose al baño. Tomo su bebida, le entrego a Félix la suya.
—Gracias.
—No esperaba encontrarte esta noche aquí.
—Yo tampoco.
—¿Cami y tu son cercanos?
Se encoge de hombros ¿Qué respuesta es esa?
—¿Cuánto has tomado?
—No mucho ¿sueno ebria?
Sacude su cabeza sonriendo. —No. Pero te miras más relajada que en la universidad.
—¿Soy tan amargada? —sacude la cabeza.
Me hecho a reír. Este chico solo responde con gestos.
—¿Qué es tan divertido?
—Nada —sonrío.
—Vamos a bailar —tomo de un trago el resto de mi vaso y él hace lo mismo cuando ve que lo llevo a la pista. Nuestros cuerpos se unen en un mismo ritmo, no sabía que era bueno en ello. Creo que le gana a Luis, pensar en los chicos me hace preguntarme ¿Dónde están?
No los miro en la barra ni en la pista.
La intensidad de la música sube o creo es la de mi cuerpo. Se siente bien.
Cuando la música termina, voy al baño.
En uno de los sanitarios alguien está follando, soy la chica junto a ellos orinando. Cuando me lavo las manos, la puerta se abre, y encuentro a un Gustavo con Camila haciéndolo duro. Los pantalones de Gustavo están abajo mostrando su trasero y ellos están entrelazados con sus partes. Abro los ojos como platos. Estoy sorprendida. Cami me ve y murmura maldiciones, y Gustavo solo me saluda con su cabeza. Salgo del baño de mujeres apresurada ¿Desde cuándo estaban enrollándose?
Pido otro trago cuando llego a la barra, Félix ya no está. Alex me mira con preocupación.
—¿Qué sucede?
—Camila y Gustavo, estaban haciéndolo en el baño de mujeres. —suelto.
—¿Qué?
—No sabía que se gustaban.
—Yo tampoco ¿no estaban peleándose todo el tiempo? —Alex tiene un punto. ¿No dicen que del odio al amor hay solo una línea? Ya lo comprobé.
—¿Y Félix? —miro por todos los lados, pero no veo rastro de él.
—Ya se fue. Dijo que tenía que hacer algunas cosas.
Asiento con la cabeza.
—¿Y Luis?
Me señala donde está un tipo ligando con una chica, me doy cuenta que es Luis. —Lleva horas con ella, no creo que la chica se vaya esta noche con él.
—¿Por qué?
—Ella está solo bebiendo agua embotellada. No vino a buscar sexo.
Miro a la chica que toma de su botella de agua. Era cierto, Luis siempre intentaba ligar a ese tipo de chicas, decía que eran las santurronas que intentaban salir de su burbuja de comodidad y que él las haría caer. Recuerdo la primera vez que intentó conmigo cuando ellos me invitaron al club, está claro que falló.
Siempre ha fallado.
—Me iré a casa, entonces. Le dices a Cami que regreso, creo que Gustavo podrá llevarla esta vez.
—¿Cuánto has tomado?
—Lo suficiente para mirar las señales y manejar bien. No te preocupes.
Estoy bien, me abro paso entre la multitud hasta llegar a la entrada. Voy hacia mi auto y enciendo un cigarrillo, estoy enojada con Cami. ¿por qué me ha estado ocultando esto? Se supone que somos amigas. ¿Cuántas cosas más me oculta? Termino mi cigarrillo y enciendo el auto, manejo con calma porque, aunque he tomado podría causar un accidente, sé que es estúpido de mi parte manejar, aunque no estoy ebria, había estado consumiendo alcohol.
Mi mirada se centra en un cuerpo caminando en la acera, reconozco que es Félix porque lleva el mismo jersey que portaba en el club. Hago sonar el claxon varias veces y me estaciono.
—¿A dónde vas? ¿Quieres que te lleve? —inclina su cabeza para mirar de cerca y reconocerme. Cuando lo hace mira a ambos lados para asegurarse que nadie nos mira, eso es raro. Y se sube al auto. —Creí que no ibas a reconocerme.
—¿Qué haces manejando? Has bebido toda la noche ¿no? —me sueno la garganta y tragar las palabras de insulto que hubiera tenido con algunos de los chicos que me hicieran esta pregunta.
—No mucho. Solo un poco, lo bastante sobria para manejar bien.
—¿Por eso vas despacio?
—No. Solo quería disfrutar la noche.
—¿Quieres que maneje?
Sacudo la cabeza. —Dije que te iba a llevar. ¿Dónde vives?
—No voy a mi casa, iré a ver a un amigo.
—Ok, te llevo.
Me da la dirección y manejo lo más normal que pueda. Bebo una botella con agua completa, para refrescarme.
—Estaciónate aquí.
—Pero no hemos llegado. —abre la puerta y se baja, camina hacia mi puerta y la abre. —¿Qué haces?
—Voy a manejar. No estás en el estado adecuado. Por favor —extiende su mano para que la tome y cambiemos de asientos.
Dejo escapar un suspiro. Me subo en el asiento del copiloto cuando él arranca.
—¿Cuál es tu dirección?
—Pero pensé que íbamos con tu amigo. —sacude su cabeza.
—Te dejaré en tu casa. No puedes andar así en la calle, sola.
No replico.
Se estaciona en la entrada de mi edificio, donde está mi departamento, y me entrega las llaves.
—Ahora estás a salvo —sus labios me regalan una sonrisa fugaz. ¿por qué no sonríe mucho? Hay un hoyuelo en su lado izquierdo, lindo.
—Gracias, pero no debías.
—Iba a estar preocupado toda la noche preguntándome si estabas bien.
—¿Y ahora cómo irás con tu amigo?
—Le dije que pasara a recogerme. —alza su celular, donde le ha enviado la dirección a su amigo.
—Gracias.
—¿Te has divertido esta noche?
Asiento con la cabeza. —Si, fue algo diferente a las otras noches.
—¿Diferente?
—Me enteré de algo muy caótico. —me pregunto si decirle sobre Cami enrollándose con Gustavo le molestará. Aun no estoy segura de la relación que tienen ellos dos, ya que los vi juntos en el club y también que han intercambiado miradas. No menciono nada de ello. —Y me trajiste a casa a salvo.
—¿Caótico? ¿Cómo qué?
Abro la boca para decirle, pero mejor callo. Le preguntaré a Cami sobre ello.
—Ni yo misma lo entiendo, —me río.
Las farolas de un auto parpadean hacia nosotros. Es como sabemos que han llegado por él. Nos bajamos del auto, y me despido con un saludo con la mano. Subo a mi departamento, preguntándome ¿qué ha sido todo esto? De algo estoy segura, me he llenado de más preguntas sobre el misterioso Félix. Lo que odio de mí, es que me encanta el misterio y descubrir los secretos. Porque estoy segura que Félix esconde algo, y lo voy a descubrir.