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2805 Palabras
Intenté disimular que no estaba herida por las palabras de Félix el resto de la semana. Estuve tan concentrada estudiando para mis exámenes finales que pude lograrlo. —Pareces cansada —dice Alex a mi lado. —¿Te has estado desvelando? —asiento con la cabeza. Necesito otro café para estar despierta y poder llegar a clases a tiempo y rendir ese examen del profesor Emerson. —Ya casi estoy en la recta final. —camino hacia la cafetería. —Iré por un café ¿quieres uno? Invito yo. —No debes de tomar mucha cafeína —advierte. —¿ya comiste algo? —Unos wafles en la mañana. —Adel, son pasada de las dos de la tarde, deberías comer algo. —Solo tomaré un café y tomaré mi examen, cuando salga iré a comer algo. —No puedes seguir así. —Lo sé, ¿y tú? —Acabo de terminar de rendir mi ultimo examen, pasaré todas. —sonríe. Claro que lo hará, es muy inteligente, a diferencia de mí. —Que bien —camino hacia la caja y pido dos cafés negros. —¿Haz visto a Cami? —recuerdo haberla visto en la mañana corriendo deprisa hacia su primera clase, puesto que casi no coincidimos con todas, apenas y la veo. —Creo que estaba hablando con Félix en el pasillo de arriba cuando te encontré. Tan solo escuchar su nombre, mi estómago se revuelve. Lo he estado evitando desde ese día en la cafetería. —Llevan dos clases juntos. —musito. Me entregan mis cafés y le doy el suyo a Alex. —¿Lista para tu última batalla? —bromea mientras caminamos hacia mi salón. —Si, voy a patear traseros —me río de mi propia broma. —Suerte, te esperaré para llevarte a comer. —mis ojos se iluminan con la pronunciación de comida. Asiento energéticamente con la cabeza, sus labios se curvan en una sonrisa. —Así que aprueba ese examen. Giro sobre mis talones con una sonrisa, cuando levanto mi vista para encontrar mi asiento me encuentro con una mirada fría de Félix. Olvidaba que tomábamos esta clase juntos. Dejo escapar un suspiro. Estoy muerta. Entrego mi hoja al profesor Emerson, rezando para que la última respuesta sea verdadera y no falsa. Meto mis lápices y borrador a mi bolso, y estoy lista para ir a comer con Alex, tan solo pensarlo una sonrisa se extiende por mis labios. —Adeline —la voz de Félix me llama, me detengo y giro sobre mis talones. Él está bajando los escalones para alcanzarme. Lleva unos jeans rotos, tenis, jersey n***o y una gorra del mismo color. Me hace recordar a uno de esos chicos coreanos que cantan en GOT7. —¿Sí? —Hola, no te he visto estos días. Quería saludar. Trato de sonreír. —He estado estudiando para los exámenes. —Eso imaginé, por eso no llamé ni te molesté. —¿Cómo te fue en tu examen? —pregunto. Se encoge de hombros. —Estuvo bien, —asiento con la cabeza y mastico el interior de mi mejilla. —¿Quieres ir a comer algo? —invita. —Lo siento, pero Alex me está esperando afuera para ir a comer. —digo sintiéndome avergonzada. Hace una mueca. —Pero puedes venir con nosotros. —No, está bien. Ve con Alex —suelta despóticamente, frunzo el ceño. —Ya iremos después nosotros. —Pasa a lado mío hacia la salida. —Adiós. Le miro irse sin entender su comportamiento. —Todo parece que voy aprobar —le digo a Alex. —solo no estoy segura sobre la última pregunta. —No te estreses, ya verás que serás una de las que apruebe. —guiña su ojo y arranca una sonrisa. Alex tiene una belleza arrebatadora, cabello rubio un poco largo y ojos azules como el mar. Me traen tranquilidad cada vez que lo miro. Parece un surfista salido de revista. —¿Qué harás estas vacaciones? —estábamos a un mes de que fuera navidad, apenas había un poco de nieve, no tanto como en Seattle o Nueva york, en Houston era poca. —Iré a visitar a mis padres. —se encoge de hombros. —Aún no entiendo como dejaste Nueva york para venir a Texas. ¿No hay mejores universidades ahí? Lleva un esparrago a su boca. —Quería alejarme un poco de mi vida perfecta con mis padres. Además, igual estaba la emancipación, es muy divertido vivir solo. —Si tu lo dices. —¿Qué? Claro que sí. Mantienes tu hogar como te plazca, haces de tu vida lo que quieras. Es muy diferente de vivir con los padres, reglas y más reglas. —Querías hacerlos enfadar. Sacude su cabeza sonriendo. —No, solo quería mi espacio. ¿Qué hay de ti? —Visitaré a mis abuelos en Oregón, mamá hace tiempo que nos lo ve. —¿Por qué elegiste este lugar de todos? —Apliqué a varias universidades. Quería estar un poco lejos de la vida de mi madre, ella es algo intensa. Solo quería mi espacio, al igual que tú. —sonrío. —Además me aceptaron con beca completa, no podía dejar pasar esa gran oportunidad. Aunque mis padres están bien acomodados, quería hacer esto por mi misma. Cubrir parte de mis gastos con mis ahorros. Eso me haría sentir mejor conmigo misma. Después que mis padres se divorciaron. Mamá comenzó a comportarse de manera extraña, vistiendo con prendas que hacía ver su piel más de lo normal, se encontraba la mayor parte del tiempo fuera de casa, apenas y llegaba a dormir. Sabía que trabajaba, pero no era eso que la mantenía tanto tiempo fuera. Ella se veía con tipos, nunca me los presentaba porque no duraban más de una noche. Parecía que llevaba la vida de una adolescente en rebeldía. Comencé a odiar su estilo de vida y quise apartarme de ello por completo volando hasta el otro lado. Solo iba en vacaciones a verle. Ahora estábamos en una mejor relación, acepté su forma de vida. Después de todo era mi madre, y no era nadie para juzgar. —Entiendo. —come un poco —¿Qué pasó con la persona de la que me constaste? Sobre esos sentimientos que estabas dudando. —trago saliva, creí que nunca iba a volver a tocar ese tema de la biblioteca. Carraspeo mi garganta, tomo agua. —Aún estoy confusa, pero he podido manejarlo mejor que antes. —Si necesitas algo, estoy aquí para ti. —alcanzo su mano y le aprieto. —Gracias. Nuestra comida sigue con conversaciones de las clases, nuestras amistades y sin tocar nada de lo romance. Ambos sabemos que ninguno de los dos, está preparado para abordar ese tema aún. *** Si es cierto que Alex tenía toda la razón. Aprobé todos mis exámenes, y también era cierto que la última pregunta era falsa, pero eso no fue suficiente para reprobar, todas las demás preguntas estaban correctas. —Tenemos que celebrar esto —anuncia Cami a mi lado en la cafetería. —Vamos al club, hace algo de tiempo que no vamos. —Estoy de acuerdo —digo. Cami me guiña. —Vayan ustedes, yo no tengo nada que celebrar. —dice Luis. Ha reprobado dos materias, significa que tendrá que volver a cursarla el año que viene. —Solo fueron dos materias —se queja Gustavo. —Pues espero que no tengas que pasar por esto alguna vez. —su tono de voz se alza, está molesto. —Nos vemos —toma su mochila dando zancadas fuera de la cafetería. —Ok, Luis dice que no irá —Afirma Gustavo con una sonrisa socarrona. Pongo los ojos en blanco, estoy cansándome de esto. —¿Alex? —este levanta la vista de su celular, algo en lo que está muy concentrado, se me hace raro porque él no es de las personas que se sumerge mucho en la tecnología. —Si, está bien. Estaré allí —se levanta de su asiento sin dejar de mirar su celular, marca un número y sale de la cafetería. —¿Alguien sabe que le sucede? Ha estado así desde la mañana. ¿Tendrá novia? —Gustavo me mira como si yo tuviera la respuesta. Sacudo mi cabeza. —¿Por qué lo dices? —pregunto indecisa. —Se la pasa pegado a su celular últimamente. El profesor ha tenido que llamarle la atención. Eso fue algo nuevo, Alex no es así. El club al que solemos ir está llenísimo de estudiantes universitarios para celebrar haber aprobado los últimos exámenes, y otros están para curar la tristeza de no haberlos aprobado. Pido un mojito y disfruto de la noche. —Invité también a Félix ¿no te importa verdad? —Susurra Cami en mi oído. —No, para nada ¿por qué debería molestarme su presencia? —pregunto curiosa. No le he dicho nada sobre mis sentimientos y tampoco creo que él haya hablado algo acerca de mi con ella. Aun tenía las dudas de si ellos traían algo. —No dije eso, —excusa —en fin, no importa —me da una sonrisa. Pero presiento que sabe algo. Se me olvidó llamarle a Cami esa vez que hice mi recordatorio mental. Recibí un mensaje de ella diciéndome que no había podido estar conmigo estos días porque estaba algo ocupada con algo. Le respondí lo mismo, y acordamos de reunirnos después de los exámenes, al menos nuestra amistad no se veía afectada. —Salud por nosotros, por el futuro que aún no está escrito —chocamos copas y vasos por nuestra victoria. Solo faltaba Luis, Gustavo había dicho que le estuvo marcando, pero dijo que no le respondía. Una hora después llega Félix. Estoy bailando con Alex, y Cami con Gustavo, ella me grita en el oído para hacerse escuchar, encuentro su mirada puesta en mí. Cuando Cami lo lleva a la pista con Gustavo, él comienza a bailar, Cami siendo el centro entre Gustavo y él. Siento mis celos burbujear e intento concentrarme en Alex, sus labios y ojos. Mi cuerpo está siguiendo el ritmo de la música hasta alcanzar el máximo. Le digo a Alex que vayamos por unos tragos y salimos de la pista. —No sabía que vendría Félix esta noche —su mandíbula está tensa. Me encojo de hombros restándole importancia. —Cami lo ha invitado. —asiente con la cabeza y se pide un whisky con mi mojito. —¿No te gusta que esté aquí? —siento una tensión en el aire que emana de él. Chasquea la lengua. —Aún no confío en él, ya te lo he dicho —brama. Me entrega mi mojito. Toma de un sorbo su whisky y pide otro. —¿Qué es lo que te tiene así? ¿sabes algo? —sacude su cabeza. —esconde muchos secretos. —Todos lo hacemos —sueno a la defensiva. —¿Estás defendiéndole? —se toma su whisky y pide otro. —¡No! Es solo que hasta que no lleguemos a conocer a una persona, no podemos juzgarla. —¿Lo conoces? ¿Te ha dicho de donde viene? ¿quiénes son sus padres y a qué se dedican? —se que fue mi error. No intentaba defenderlo, y era verdad, no lo conocía. Apenas y sabía de su nombre, ni siquiera apellido, no había nada de él. Comienzo a sacudir la cabeza sintiéndome tonta. —Eso pensé. Solo sé que sabemos que va a nuestra universidad y que se llama Félix. —Otro whisky. —Ni siquiera un apellido. —Espeta. —Félix Mitchell Carter —la voz de Cami hace que nos giremos. Su mirada es fría y molesta. —Ese es el nombre de Félix. —quiero preguntarle cómo lo sabe ella, y que tan cercanos son como para saber su nombre completo. Una ola de celos me invade de nuevo y no quiero discutir ahora con mi amiga, y mucho menos por un chico. —¿Cómo lo sabes? —inquiere Alex, este se ha levantado de su asiento y ahora sujeta a Cami de los brazos. Miro horrorizada la escena, mi amigo se ha convertido en una persona que desconozco ahora mismo. Mis ojos buscan a mi alrededor para ver si está Gustavo o Félix, pero no hay nadie. —Dímelo, ¿cómo sabes su nombre? ¿es su verdadero nombre? Cami le mira con los ojos abiertos queriendo salirse de su órbita. —Si es su nombre, lo he visto en su carnet de conducir ¿qué demonios sucede contigo? Me levanto del asiento e intento separarlo de ella. —Hey, Alex. Suelta a Cami, la estás lastimando. —pero su agarre es fuerte. —Alex, demonios ¡suéltame! —hay unas personas que están mirando. —¿Qué mas sabes de él? —ella sacude su cabeza. —¡Dime! —Haz bebido mucho por hoy ¡Suéltala! —unos brazos sujetan los de Alex donde tiene el agarre de Cami. —Ella te ha dicho que la sueltes. —brama una voz amenazante. Sus ojos se vuelven hacia la persona. Es Félix. Que alivio. —Alexander, has bebido mucho por hoy. Necesitas irte a casa. —Gustavo viene y ve la situación. —¿Qué sucede hombre? Quita las manos de mi chica. —me sorprende escuchar eso de Gustavo, no paso desapercibido que se tensa Félix al escuchar decir “mi chica” a Gus. Si claro, eso me lo confirma un poco más. Félix quita el agarre de Alex sobre Cami, esta es sujetada por Gustavo a su lado. —¿Qué escondes Félix? —las manos de mi amigo se hacen puños y sé lo que vendrá. Félix igual lo ve, Alex es tan predecible. —Tu nos haz estado engañando. —¿A quién he engañado? Según tu—escupe desdeñosamente. Alex se ríe por lo bajo. —Mentiroso, eres una basura. —su puño se levanta con dirección al rostro de Félix, pero este lo esquiva muy bien haciéndolo tropezar. Alex cae al suelo, y se levanta con dificultad. Gustavo le dice que pare, pero hace oídos sordos. El segundo golpe lo atrapa Félix en sus manos y le dobla el brazo hacia atrás donde lo hinca. —¡Para! ¡vas a lastimarlo! —pero Félix no me escucha. —¡Félix, detente! Félix lo empuja para caer de cara contra el suelo, corro a levantarlo. Es mi amigo, no puedo dejar que lo trate de esta forma en su estado de ebriedad, estoy segura de que no va a recordar nada mañana. Seguridad está ahí para sacarnos, pero vislumbro que Félix habla con ellos y le dice que no se acerquen. —Alex, vámonos. Deja de hacer el ridículo. —lo tomo del brazo y hago que se levante. Mi camino es detenido con el brazo de Félix sosteniéndome de la camisa. —¿A dónde vas con él? —está más que molesto. —Lo llevaré a casa, no puedo dejarlo así. Sacude su cabeza. —No irás con él, no en su estado. Puede hacerte daño. —frunzo los labios, no creo que me haga más daño que él y su indiferencia. Jalo mi brazo para zafarme de su agarre. —Yo sé cuidar de mí. —le fulmino con mi mirada y me llevo a rastras al idiota de mi amigo. De esta no podrá salir tan fácilmente. *** —Eres un completo idiota, esta no te la dejaré pasar —Alex está sentando en el sofá muriendo de resaca. Desde que se despertó le conté todo lo que hizo anoche, y la molestia que me hizo pasar trayéndole a casa yo sola. Bueno, el se encargó de recordarme que había hecho lo mismo conmigo varias veces. No dije nada. —¿Qué ha sucedido contigo? No eres del tipo de persona violenta. —No me conoces, Adel. —y si que era cierto. No lo conocía, de hecho, ya no conocía a ninguno de mis amigos. —¿Por qué has reaccionado así? —inquiero. —¿Es por Félix? ¿Qué sucede con él? —Deberías irte a casa. —se levanta del sofá y me mira a los ojos, me asusto porque lo que veo no es al Alex que solía conocer. Este es uno totalmente diferente. Me levanto del sofá y tomo mi bolso. —Creo que Félix no es el único que esconde algo. —cierro la puerta de un portazo. Estoy enojada por su reacción y me frustra aún más saber que me han estado mintiendo las personas que quiero. ¿Quién es realmente Félix y Alex? ¿Y qué tiene que ver Cami en todo esto?
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