Isla Palm
De aquella noche me quedo una extraña sensación… O más bien la realidad, Jayden aquella vez me había llevado al límite. Me había hecho confiar en mi cuerpo al pedir que me desnudará por mi sola.
Pero a decir verdad quería tanto sentir que por primera vez él me vería como una mujer y no como su cetrería. No puedo decir que hice toda esa locura por amor porque no era así, haciendo eso descubrí porque existe el sexo y hacer el amor. Que el sexo y el amor no van de la mano.
Había soñado tantas veces con confesarle mi amor y que este fuera correspondido… Pero creo que era el momento de olvidar todo, y seguir adelante y buscar el amor en otro lado. En ese momento me tomé el tiempo de tomar vodka puro para alivianar el dolor. Creo que para empezar con esto de buscar una pareja tenía que mostrarme atrevida, no la vieja Isla que nadie notaba.
Así que después de darme un baño y ponerme ropa interior sexi caigo sobre mi cama mareada y tomo mi celular sobre mis manos, me tomo una foto en bragas, mostrando mis grandes y firmes pechos que él debe de recordar, solamente mostrando mis labios y subiendo una pierna subo la foto y le doy al botón de compartir. El nombre de Jayden llamo mi atención y le di enviar, para después mandar un mensaje «No sabes lo mucho que estoy deseando que me vuelvas a coger...»
Jayden:
«No sé tu nombre, ni mucho menos tu cara... Pero no hacemos más que aumentar mi curiosidad»
Jayden:
«Me pregunto cómo has conseguido este número de teléfono, pero sin duda lo pienso averiguar cómo y quién eres. Que no te quepa la menor duda».
Jayden:
«De eso no hay duda Gatita, quieres volver loco al equivocado...»
Me tenso al instante al recibir esa contestación, agradecí al cielo que nunca le hubiese escrito para que él tuviese registrado mi número. Me incorporo en la cama rápidamente jalando mi cabello con desesperación. ¡Que había hecho!
En ese momento mi celular volvió a vibrar por la llegada de otro mensaje, al abrirlo rápidamente me topo con una imagen multimedia y un video de Jayden. En la imagen él tiene su m*****o entre sus manos, se le veía lleno de venas, duro y muy erecto. Y en el video… era el masturbandose y de fondo se escuchaban sus gemidos.
•••
A la mañana siguiente, cuando vuelvo al trabajo me la había pasado escabulléndome de Jayden, tuve que bloquear su número en w******p y en el teléfono como tal porque no dejaba de llamarme, ¡me lo merecía!, y ahora tenía que rezar a todos los santos que jamás le diera por investigar ese número, ni que me reconociera. El hecho de imaginarme que él me dijera palabras ofensivas o cosas por el estilo, me podían muy mal.
—¿Isla? ¿Isla? —me llama Rachel mirándome fijamente—, ¿Estás bien?
—Hice una tontería —confieso cerrando los ojos y haciendo un puchero.
—¿Otra? ¿qué hiciste ahora?
—Le mandé una foto a Jayden sexi, y se volvió loco.
—¡Pero tú eres tonta! —me grita—, Él puede estar en este momento averiguando quién eres gracias a tu línea, tu número debe de estar registrado en recursos humanos ¡puede dar contigo! ¿eres idiota o masticas agua? —me grita molesta Rachel, en ese momento me quedo callada porque sé que tiene razón y merezco el regaño.
—¡Los siento!
—Más bien piensa que vas a hacer, ¿y si te mudas a otro estado o país? ¿y si cambias de nombre?
—Ya no tengo más dinero…
—¿Y si te presto dinero, con eso puedes escapar de los Ángeles y comenzar desde cero en otro lugar?
—Lo voy a pensar.
Unos minutos después vuelvo a mi sitio de trabajo, estaba organizando unos documentos cuando escucho un gran estruendo, vidrio quebrándose… y rápidamente corro a la oficina. Al entrar lo primero que veo es el rostro de Jayden, su cara mostraba una gran rabia y molestia mientras miraba a un punto fijo, sentado en su silla.
—¿Se encuentra bien? —Pregunté cerrando la puerta tras mí. La oficina estaba vuelta un desastre, cosas tiradas en todo lados, la mesa en el suelo… vasos y botellas quebrados.
—¡Quien te crees para entrar a mi oficina sin tocar! —musito molesto—, No te entrometas y tráeme una botella de Whisky o ginebra—Dijo irritado.
Mi rostro se tornó carmesí, esa era la realidad, jamás había recibido una palabra amable de parte de Jayden.
—Lo siento —Me disculpé dirigiéndome al mini bar y sacando una botella de Whisky sin destapar —. Aquí tiene señor —Dejó la botella sobre la mesa—, ¿Desea que limpie por usted?
—Haz lo que quieras, me da igual, más bien sé útil y tráeme otra botella.
Yo en respuesta lentamente levanté la cabeza nuevamente sorprendida. ¡Pero si esa estaba nueva!
—Quiere... ¿Otra botella? —pregunté inaudita.
— ¿Acaso estás sorda? ¡Tráeme otra maldita botella!
—Como ordene. —dije dirigiéndome nuevamente al mini bar, sintiendo como la garganta se me cerraba y la vista se me empezaba a poner borrosa a causa de las lágrimas.
¿Cómo había aguantado sus palabras hirientes todo este tiempo? no podía más.
Deje otra botella sobre la mesa y murmure—, Señor O´Donel, le pido por favor que busque otra secretaria y acepte mi renuncia.
—¡¿Qué?!
—Mañana le haré llegar mi carta de renuncia a recursos humanos y que ellos me hagan la transferencia del dinero que me vayan a dar, me retiro. —sin esperar respuesta salgo de aquella oficina, tomo mi bolso y salgo corriendo hasta el ascensor.
•••
Mi única familia que quedaba en este mundo era mi padre, Carlo Palm, mi madre había muerto cuando yo tenía ocho años, todavía era doloroso y aún más que mi padre estuviese en un ancianato con cuidados paliativos por su cáncer, por decisión de mi padre estaba allí, igual yo mantenía trabajando y no tendría tiempo de estar al pendiente de él.
—Vengo a ver a mi padre. —le digo a la enfermera de la recepción—, Carlo Palm.
—Está en la sala de recreación.
Asiento con la cabeza, y empiezo a caminar hasta aquella sala donde encuentro a mi padre sentado tomando el sol.
—¡Papá!
—Mi bebé —me saludo mi padre mirándome, mientras yo corría hacía él con las lágrimas a punto de salir de mis ojos.
—¿Paso algo? —me pregunto preocupado.
—No nada… solo que te extrañe.
—Anda cuéntale a tu viejo que te paso.
—Papá, renuncie a mi trabajo como secretaria.
—¡Muy bien hija!
—¡Papá gracias a eso es que pagaba tu estadía aquí! —le recuerdo.
—Pues volvemos a casa, igual no será por mucho tiempo.
—Papá, no digas eso —le digo mordiéndome la parte interna de las mejillas intentando no pensar en lo inminente—, Papá, no me puedes dejar sola.
—Cariño, somos efímeros en este mundo. Siéntate a mi lado. —Lo hice sentándome a su lado en una banca mientras él estaba en una silla de ruedas—, No me gustaba eso de que fueras la secretaria de ese tonto, miles de veces te vi llorar a causa de él; ¡Ya era necesario que renunciaras a ese trabajo tuyo!
—Papá no digas eso, mi trabajo no era tan malo. —mi padre no mentía, mi trabajo era una mierda, lo único que me gustaba de este era el estar en esa empresa de entretenimiento era mi tonto jefe.
—Quiero que me escuches, te deje todo a mi nombre, mensualmente de nuestras tierras, mi casa y el apartamento que me dejo tu abuela te va a llegar dinero a una tarjeta de débito, con ese dinero quiero que salgas adelante, ya sea que estudies o crees tu propia empresa.
—Papá, sabes que no me gusta hablar de eso. —dije ente hipidos.
—Cariño, estoy en la última etapa del cáncer —mi padre acaricio mi mejilla y seco mis lágrimas—, Estoy muy orgulloso de ser tu padre, siempre lo he estado. Quiero que seas una profesional, que en vez de tener que aguantarte un muchacho insolente, le demuestres que puedes ser más.
Estuve un rato más con mi padre hasta que las horas de visita terminaron y tuve que irme, en ese momento me dio por revisar mi celular.
Jayden:
«Lo has conseguido, me has vuelto loco, tienes una última oportunidad para decirme quién eres y como conseguiste mi número»