—¿Por qué volviste tan tarde esta noche? —preguntó Harvey. —Tenía algunas cosas que resolver —respondió Danica Rodriguez. Harvey no insistió y simplemente asintió con la cabeza. —Por cierto, encontramos un donante de riñón para papá. Si todo sale bien, podrá operarse en un mes. Danica se quedó inmóvil a mitad de camino mientras se cambiaba los zapatos, y lo miró con incredulidad. —¿En serio? Harvey contuvo el aliento al ver la expresión de entusiasmo en su rostro y el brillo en sus ojos. Le recordó a cuando recién habían comenzado su relación. —Sí —respondió él. —¡Eso es genial! ¡Gracias! —exclamó Danica. Su gratitud era genuina. Si no hubieran encontrado un donante compatible, la salud de su padre no habría aguantado mucho más. —Somos marido y mujer. Es mi responsabilidad —dijo