Salvatore había ayudado a Danica incontables veces, siempre rescatándola cuando estaba en peligro.
¿Cómo no iba a sentir algo por él? Pero ¿de qué le servía?
No había ninguna posibilidad entre ellos. Ni siquiera podían superar el obstáculo del juicio social. Además, ella seguía casada con Harvey.
Respirando hondo, Danica miró a Salvatore y habló lentamente.
—Señor Ross, quiero disculparme porque usted me ha ayudado mucho, y quiero tener la oportunidad de compensarlo. En cuanto a Harvey, él fue quien me engañó primero. Naturalmente, no pienso disculparme con Jacqueline en su nombre.
La mirada de Salvatore se volvió helada al observarla.
—Entiendo, señorita Rodríguez. Puede retirarse. P. Laboratorios no ha llegado al punto de necesitar enviar a una mujer a disculparse con los Rainford.
