Capítulo 5 – un embarazo que no podrá ser.

2181 Palabras
Harvey se puso rígido de repente, su expresión oscureciéndose al instante, entonces apretó con más fuerza el mentón de Danica antes de soltarla lentamente y girarse para enfrentar a Salvatore. Al encontrarse con la mirada divertida de su tío, Harvey forzó una sonrisa. —No, tío Salvatore, ¿necesitabas algo? Salvatore sonrió. —Tu abuela me envió a llamarlos, la cena está lista. —Gracias, tío Salvatore. —No es molestia, pero recuerda, esta es la casa familiar, sean cuidadosos con su comportamiento. Mientras hablaba, Salvatore echó un vistazo fugaz a la marca roja en el mentón de Danica con la burla evidente en su mirada. Al ver que los ojos de Salvatore se detenían en Danica, Harvey frunció el ceño y dio un paso adelante, colocándose frente a ella. —Lo entiendo, tío Salvatore. Su tono y expresión no eran nada agradables, y en su mirada hacia su tío se notaba un leve recelo, al darse cuenta de ello, Salvatore esbozó una media sonrisa y desvió la mirada con indiferencia. —Bien, vamos a cenar. Después de que Salvatore se marchó, Harvey intentó tomar la mano de Danica, pero ella lo esquivó y se alejó sin siquiera mirarlo, sin embargo, Harvey la alcanzó rápidamente, sujetándola con fuerza. —Compórtate, o hablaré con tu padre. Danica dejó de forcejear, sintiendo una oleada de impotencia y rabia, si en su momento no hubiera aceptado ser ama de casa, ahora no estaría bajo su control ni sus amenazas. Definitivamente ella necesitaba encontrar un trabajo lo antes posible, ganar suficiente dinero para pagar las facturas médicas de su padre y liberarse de Harvey, hasta entonces, discutir sobre el divorcio era inútil. Habiendo tomado una decisión, Danica dejó de forcejear y permitió que Harvey la guiara al comedor. Después de la cena, todos se marcharon a sus casas. Cuando Harvey y Danica llegaron a su villa, él bloqueó las puertas del auto sin intención de bajarse. Danica frunció el ceño. —¿Qué estás haciendo? —Necesitamos hablar. —Si es sobre el divorcio, no hay necesidad, por ahora, no lo mencionaré. Los ojos de Harvey se entrecerraron peligrosamente. —¿Por ahora? —Sí. Al ver la expresión indiferente de Danica, Harvey apretó los labios en una fina línea, dejando ver su disgusto, sabía que le tomaría tiempo aceptar su infidelidad, mientras ella no hablara de divorcio, creía que aún tenía una oportunidad de recuperarla. Tras un momento de silencio, asintió. —Danica, me alegra que me estés dando otra oportunidad. Danica ignoró sus palabras y lo miró con frialdad. —¿Puedes desbloquear el auto ahora? Estoy cansada y quiero descansar. Con un clic, las puertas se desbloquearon. Danica salió de inmediato y se dirigió a la villa sin mirar atrás. Cuando Harvey llegó a la puerta del dormitorio, la encontró cerrada con llave desde dentro. Harvey suspiró, esbozando una leve sonrisa. En los primeros días de su matrimonio, Danica solía cerrar la puerta con llave para demostrar su enojo cuando él había sido demasiado rudo en la cama, pero, después de unos días, siempre terminaba dejándolo entrar. Su sonrisa se profundizó. —No importa —pensó—, la conquistaré poco a poco. Tendrían toda una vida juntos, mientras ella siguiera a su lado y tuviera sentimientos por él, eventualmente lo perdonaría. Dentro del dormitorio, Danica estaba eligiendo un conjunto para su entrevista del día siguiente, después de seleccionar algunas opciones, envió fotos a Valerie para pedir su opinión. Valerie llamó de inmediato. —¿Por qué estás buscando trabajo de repente? ¿Ya solucionaste las cosas con Harvey? Danica respondió con calma: —Aún no, primero necesito un trabajo, ahora no tengo ingresos, una vez que tenga suficiente dinero para los gastos médicos de mi papá y para vivir, hablaré del divorcio. —¿Entonces vas a seguir viviendo con él como si nada? —Por supuesto que no, tengo algo de dinero ahorrado y después de la entrevista de mañana, buscaré un lugar para mudarme. Danica sabía que el divorcio no podía apresurarse, sin un trabajo ni dinero, no podría pagar un abogado, mucho menos enfrentarse al equipo legal del Grupo Ross, así que necesitaba al mejor abogado de divorcios que pudiera encontrar. No tenía intención de irse con las manos vacías, Harvey había sido el que traicionó su matrimonio, ¿por qué debería ser ella quien lo perdiera todo? Si tenía los medios, haría que él fuera quien se quedara sin nada. En cuanto a los gastos médicos de su padre, no sentía ninguna culpa por usar el dinero de Harvey, su investigación, en su momento, le había hecho ganar millones, lo que costaba el tratamiento de su padre no era más que una gota en el océano. —¿En qué empresa tienes la entrevista? —Park farmacéuticas. —¿Vas a volver a la investigación farmacéutica? —Sí, aunque no he estado trabajando, me he mantenido al día en el campo, es lo que mejor sé hacer. —¿Por qué no me lo dijiste antes? Ven a trabajar conmigo, puedo recomendarte. Danica rió. —Siempre te quejas de tu jefe, lo has pintado como un tirano, ¿Estás segura de que quieres que me una a ti? Hubo un breve silencio al otro lado de la línea antes de que una voz masculina interviniera. —Valerie, ¿desde cuándo soy un tirano? La voz sonaba distante, pero tenía un matiz peligroso. Valerie rió con nerviosismo. —Danica, eh… tengo que irme, avísame cómo te va en la entrevista, almorcemos luego. Antes de que Danica pudiera responder, Valerie colgó. Al notar la hora, Danica arqueó una ceja, Valerie siempre era disciplinada con su rutina y tener compañía a esa hora, y encima su jefe, era inusual, sin duda alguna tendría que sonsacarle detalles al día siguiente. Danica dejó el teléfono a un lado y eligió un vestido verde claro, modesto y apropiado para la entrevista, luego guardó el resto de la ropa, tomó su pijama y se dirigió al baño, después de ducharse, se secó el cabello, completó su rutina de cuidado de la piel y se metió en la cama. Mientras tanto, en el estudio… Harvey dudó antes de publicar anónimamente en línea, pidiendo consejos sobre cómo recuperar a su esposa después de haberle sido infiel, enseguida las respuestas instándolo a divorciarse y dejarla ir lo enfurecieron, así que borró la publicación. Cuando estaba a punto de irse a la cama, su teléfono sonó, era un mensaje de Camila, su asistente. Camila: Harvey, estoy embarazada. Harvey agarró su teléfono, fulminando el mensaje con la mirada, al tiempo en que su expresión se oscureció. Él y Camila siempre habían usado protección, así que, o estaba mintiendo, o había manipulado los condones, de cualquier forma, esto cruzaba un límite para Harvey, así que la llamó directamente. —¿Dónde estás ahora? Camila sintió un nudo de amargura en el pecho al escuchar la furia en su voz. —Harvey, estoy embarazada, ¿No te alegra en lo más mínimo? Harvey soltó una risa fría. —¿Estás segura de que es mío? —Harvey, tú eres el único hombre con el que he estado, ¿No lo sabrías mejor que nadie? Su tono sonaba acusador, con un matiz de reclamo, pero a Harvey solo le provocó fastidio. —Deshazte de él. La única mujer con la que quería tener hijos era Danica, mujeres como Camila, que se le ofrecían sin más, solo eran para pasar el rato, por eso él nunca las tomaba en serio. —No, este es nuestro hijo, voy a tenerlo. Harvey frunció el ceño con irritación, si hubiera sabido que era tan problemática, jamás la habría tocado. —Te lo preguntaré una vez más, ¿Dónde estás? Hubo un breve silencio antes de que la voz de Camila, temblorosa y llena de lágrimas, se filtrara por la línea. —¿Planeas obligarme a abortar? Harvey no respondió, pero su silencio fue suficiente respuesta. —Si no quieres a este niño, lo criaré sola, nunca dejaré que sepa quién es su padre… Antes de que pudiera terminar, Harvey colgó y le ordenó a su nueva secretaria que averiguara dónde estaba Camila. Cuando Danica descubrió su infidelidad, Harvey rápidamente supo que Camila estaba detrás de todo y la echó de la empresa, no esperaba que ella tuviera un plan de respaldo. Ese niño no podía nacer porque si lo hacía, su relación con Danica realmente llegaría a su fin. A altas horas de la noche… Medio dormida, Danica escuchó el motor de un auto encendiéndose, pero no le dio importancia. A la mañana siguiente, durante el desayuno, la ama de llaves mencionó que Harvey se había ido de prisa en la madrugada, probablemente por un problema en el trabajo. Danica no respondió y solo bebió su leche con una pizca de burla en la mirada, ¿Un problema en el trabajo? Más probable era que hubiera corrido a ver a esa otra mujer. Después del desayuno, se cambió y condujo hasta su entrevista en Park farmacéutica. El departamento de recursos humanos le indicó que esperarían tres días para darle una respuesta, al salir, le envió un mensaje a Valerie para preguntarle dónde se encontrarían para almorzar. Valerie le respondió con la dirección de un restaurante, enseguida, Danica guardó el teléfono, subió a su auto y configuró el GPS. Lo que no notó fue que una mujer con bata de laboratorio y un maquillaje delicado la observaba fijamente con un leve ceño fruncido. La colega de la mujer, también vestida con una bata de laboratorio, siguió su mirada, pero solo alcanzó a ver el auto de Danica desaparecer en la esquina. —Lucia, ¿qué estás mirando? Lucia Pollard sacudió la cabeza. —Nada… Creí ver a alguien conocido, debí haberme equivocado. —¿Una amiga tuya? Un destello de disgusto cruzó los ojos de Lucia. —No, alguien que me desagrada. —Si te desagrada, seguro no es una buena persona —comentó la colega, tratando de adularla. Lucia apreció el gesto. —Mejor no hablemos de eso, me arruina el ánimo. Cuando Danica llegó al restaurante, Valerie también acababa de llegar. Tomadas del brazo, entraron juntas. —¿Cómo te fue en la entrevista? —Estuvo bien, pero no sé si conseguiré el trabajo. —Si no, prueba con otra empresa, hay muchas farmacéuticas en la ciudad, cualquier compañía tendría suerte de tenerte. —Gracias por la confianza, pero llevo años sin trabajar en un laboratorio. La investigación farmacéutica requería mucha experiencia y, aparte de los tres años que Danica pasó en el laboratorio durante su posgrado, no tenía demasiada práctica profesional. —No te preocupes, una vez que empieces, te pondrás al día rápido —dijo Valarie. —Basta de eso —dijo Danica, intentando cambiar de tema—. Anoche, cuando hablamos por teléfono, escuché la voz de un hombre. ¿Qué está pasando? Valerie se sonrojó y desvió la mirada. —¿De verdad? ¿Estás segura? Danica la miró fijamente. —Valerie, no estoy sorda, claramente escuché a un hombre en tu casa anoche. Las mejillas de Valerie se pusieron aún más rojas, sabía que no podía seguir evitando el tema. —Está bien, está bien, es mi jefe… Estamos saliendo. Danica no respondió de inmediato pues su mirada se fijó en un punto del restaurante, y sus ojos comenzaron a enrojecerse. El corazón de Valerie se hundió, siguiendo la dirección de la mirada de Danica, vio a Harvey sentado con una mujer que lloraba y, de vez en cuando, lo miraba con anhelo. No podía creerlo, ¿Cómo podía ser tan descarado, trayendo a su amante a un lugar público? —¿Esa es la mujer con la que está? —Sí —respondió Danica con voz controlada. Intentaba convencerse de que ya no le importaba, pero verlo con ella era como sentir una mano apretándole el corazón, dificultándole la respiración. —¡Voy a enfrentarla! ¿Cómo se atreve a exhibir su aventura en público? Danica sujetó rápidamente el brazo de Valerie. —No. Enfrentarlos solo la humillaría más. —¿Cómo puedes soportar esto…? —Valerie se detuvo al ver la expresión de Danica, al borde de las lágrimas, y sintió un nudo en el pecho—. No llores, ¡No vale la pena! Danica se frotó los ojos y tomó una respiración profunda. —Lo sé. El día que Harvey la engañó, dejó de merecer sus sentimientos, sin embargo, después de tantos años juntos, el dolor aún estaba ahí. Amarlo durante ocho años no era algo que pudiera apagar de la noche a la mañana, eventualmente, se alejaría de él hasta que no fuera más que un extraño. Sin mirar atrás, Danica se dio la vuelta y salió del restaurante. Harvey sintió que alguien lo observaba, pero cuando levantó la vista, no vio a nadie. A su lado, Camila seguía sollozando suavemente, lo que solo aumentaba su irritación. —Si no te deshaces de él, tengo formas de asegurarme de que no llegues a conocerlo nunca.
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