—¡Imposible! ¡No voy a disculparme con ella! —gruñó Lucía. Valerie esbozó una sonrisa burlona mientras observaba a Lucía, visiblemente alterada y llena de resistencia y furia. —Señora Pollard, si se niega a disculparse, nos veremos en los tribunales, si no me equivoco, difundir rumores falsos puede conllevar una sentencia de prisión si la publicación supera las 5,000 comparticiones, ¿cierto? —dijo Valerie. La actitud arrogante que Lucía había mostrado hasta entonces se apagó de golpe, como si le hubieran arrojado un balde de agua fría, tanto que su rostro palideció al imaginarse en prisión y con su vida arruinada. El rostro de Clement se ensombreció, pero pronto recuperó su expresión amable de siempre. —Lucía, solo discúlpate con Danica, como la mayor, deberías dar el ejemplo —aconse