—Eres un hermoso bebé que hoy entrará a su primer día de jardín —sonreí—. ¿Estás emocionado?—Shane me miró con los ojos entrecerrados y negó.
Llegamos al jardín y saludé a las trabajadoras que estaban en la puerta recibiendo a los niños.
—Te amo, pásalo bien con tus nuevos compañeritos—dejé a Shane con las educadoras que de hecho se veían muy simpáticas, y me fui hacia la universidad.
Me da pena dejarlo acá…
Iba llegando a la sala de clases pero una mano en mi muñeca me impidió que siguiera caminando.
—Necesito hablar contigo —Nicholas tenía un cara de angustia.
—Nicholas, no quiero hablar. Sólo me interesa que mi hijo esté bien en el jardín, no me importa nada más. No me hagas la vida más complicada, por favor
—Tranquila, no seas exagerada, Allison. Todo saldrá bien —me tiró hacia él y me abrazó.
No estoy acostumbrada a muestras de cariño por parte de hombres.
Traté de alejarme y el gruñó impidiéndomelo.
—Allison, no estoy haciendo nada malo, solo te estoy consolando —bufó y yo reí.
¿Consolándome por qué?
—Está bien —susurré rendida
Estuvimos así por un buen rato, realmente olvidé todo mientras estábamos abrazados.
—¡Oh, por dios! ¡Voy ocho minutos tarde! —miré mi reloj—. Suéltame, pesado.
—Está bien, hablamos en otro momento —me besó la mejilla. Se iba a dar media vuelta pero me acorde de algo.
—Nicholas —se dio vuelta nuevamente hacia mí y me sonrió—. Muchas gracias por todo, de verdad. Pero sigo con mi decisión, es mejor alejarnos —me acerqué a él y besé su mejilla. Al sentir su piel mis ojos se cerraron intencionalmente.
¿Por qué lo besé?
Me separé de él y le di una última mirada antes de irme hacia mi clase, la que realmente pasó muy rápido. Tal vez fue porque yo no estaba concentrada.
Mi teléfono vibró dándome a entender que me estaban llamando.
—¿Hola?
—¿Usted es la mamita de Shane? Soy la educadora de su hijo.
—Sí, yo soy la mamá. ¿Pasó algo?
—Shane está un poquito enfermo, creo que lo mejor es que lo venga a retirar. No es nada grave, pero se nota que quiere a su mamá y es entendible, es su primer día, le costará acostumbrarse. Ha estado todo el día haciendo pucheros —rió tiernamente al decir lo último.
—Está bien, trataré de llegar lo más rápido posible —corté la llamada y suspiré.
Aún me quedan más clases...
Me dirigí hacia la salida pero a lo lejos vi a Nicholas cargado en su auto.
—¿Qué te pasó? ¿Estás bien? —preguntó acercándose a mí.
—Sí, es solo que Shane está un poco enfermito, así que tengo que ir a buscarlo —sonreí internamente por su preocupación.
—Vamos, yo te llevo. Así llegaras más rápido —se acercó otra vez al auto.
—No te preocu.... —me interrumpió.
—Vamos, de todas formas tampoco me interesaban las últimas clases—bufó riendo.
Me subí al auto y no manejo hacia el jardín, que quedaba a unos quince o veinte minutos de la universidad.
Al llegar, fueron a buscar a Shane para a después traerlo hacia mí.
—¡Mama! —Shane vino corriendo hacia mis brazos.
—Hola bebé, ¿estés enfermito? —le pregunté con una ceja alzada.
—Si —hizo un puchero tratando de esconder su risita.
—Mira, saluda, él es Nicholas —apunté al chico que teníamos en frente.
—¿Mi papá? —preguntó ilusionado y eso me rompió el corazón..
Abrí los ojos impresionada e incómoda.
—No bebe, él es un compañero de mi universidad —reí con tristeza al ver desilusión en su rostro.
—Hola campeón ¿qué tal? —Nicholas sonrió y le desordenó el pelo levemente.
—Hola —Shane miraba a Nicholas con los ojos entrecerrados.
Estaba celoso...
—¿Qué tal si vamos por un helado? —Nicholas preguntó.
—¡Sí! —Shane levantó su brazo como signo de triunfo.
(…)
—¿Y el perro como hace? —Nicholas le preguntó con una sonrisa a Shane.
Estábamos en la heladería comiéndonos un helado. Obvio...
Nicholas ha estado todo el rato jugando con Shane, el que ha estado fascinado con eso.
—Guaf —Shane soltó una pequeña risita.
—Creo que ya tenemos que ir al departamento, bebé. Supuestamente tú estabas enfermito, no creas que se me olvidó —con mi dedo índice toqué su nariz juguetona.
Shane me abrazo y escondió su carita en mi cuello, así que yo bese su cabecita y acaricié su espalda.
Dirigí mi mirada hacia adelante y vi que Nicholas nos miraba dulcemente.
—En el ratito en el que estuve con él, le tomé bastante cariño —dijo mirándome fijamente—. Es un niño muy lindo e inteligente.
Sonreí, pero después al pensar algo, mi sonrisa se desvaneció. A lo que , al ver mi reacción, puso una cara de confusión.
—Eso no es bueno Nicholas, después Shane te tomará cariño y se acostumbrará a verte. Llegará un momento en el que dejaremos de hablar y sé que él te va a extrañar —mi semblante se puso serio.
—Y ¿quién dijo que íbamos a dejar de hablar? —preguntó enojado.
—Yo, yo lo digo —lo esfumé con la mirada.
—Yo no me voy a alejar de ti Allison, aunque tú me lo pidas —cada vez su enojo iba aumentando.
—No quiero discutir acá —miré a Shane y me di cuenta de que se había quedado dormido. Seguí acariciando suavemente su espalda mientras lo movía lentamente.
—Ni yo —bufó.
—Yo creo que ya me voy —suspiré fuerte
—Ya, los voy a dejar —respondió cortante.
—Como quieras —susurré.
Al llegar al departamento, Nicholas estacionó el auto y suspiró.
—Es un niño muy juguetón —sonrió al ver a Shane.
—Así es, es muy alegre y travieso —besé la mejilla de mi bebé.
Volví a mirar a Nicholas y me di cuenta que ya me tenía que ir.
—Oh, si. Muchas gracias por traernos —moví levemente mi cabeza como signo adiós y abrí la puerta del auto con Shane en mis brazos.
—Espera —miré confundida a Nicholas.
Se acercó a mi mejilla y a la frente de Shane y nos dejó un beso allí.
Un poco aturdida, le sonreí y me bajeé del auto.
¿Qué fue eso?..
Subí al departamento y llegué directo a acostar a Shane en mi cama. Me quedé a su lado y le acaricié el cabello. Él se acomodó más en mi pecho y suspiró.
No dejo de pensar en Nicholas, en como se relacionaba con Shane, quien de hecho se veía muy contento y feliz con la presencia del chico que apenas conoce.