Cuando Shane me preguntó si Nicholas era su papá realmente sentí mucha pena por él.
Sé que en algún momento el me preguntara donde está su padre. Sé que él necesitará cariño de un papá.
Pero yo sé que puedo ser mamá y papá a la vez. Sé que hay muchas mujeres que cuidan solas a sus hijos, y sé que yo también puedo lograrlo.
Mi celular vibró dándome a entender que me estaban llamando. Era Natasha.
-Hola.-
-Hola Allison, ¿cómo estás?.-
-Bien, acá con Shane.-
-Amo a Shane. Oye, ¿qué tal si hoy salimos? Vamos a comer al mall, no sé.-
-Me parece buena idea, eso si, obvio que iré con Shane.-
-¡Claro! Nos vemos allá a las tres y media.-
Fui al baño con Shane en mis brazos para bañarnos y después vestirnos.
Nos hará bien salir...
Estábamos los tres comiendo en el patio de comida.
-Iré al baño, me esperan, no se vayan sin mí, ¿eh?.-asentí riendo y viendo como iba hacia el baño.
-¡Papá!.-miré con el ceño fruncido a Shane.
-¿Qué?.-pregunté confundida.
-Allá.-Shane apuntó hacia adelante y ahí vi a Nicholas caminando hacia nosotros con una gran sonrisa en su rostro.
-Él no es tu papá Shane.-bufé.
-Shhh…-Shane me hizo callar, logrando que lo mirara con una ceja alzada.
-Hola campeón, ¿cómo estás?.-Nicholas se puso a la altura de Shane y besó su frente.
-Bien.-mi pequeño sonrió.
-Hola Allison.-besó mi mejilla.
-Hola.-suspiré.
-¿Allison?.-una voz masculina escuche a mi espalda. Y la reconocía.
La piel se me erizo y puedo asegurar, que todo el color que tenía se me fue.
"¡Todo fue un juego!"
"A mí nunca me importaste, y nunca me importaras"
Los recuerdos me venían de golpe.
Mire a Nicholas con los ojos abiertos, el solo tenía cara de confundido.
Me di vuelta y ahí lo vi. No ha cambiado absolutamente nada.
-Thomas.-susurre.
Escuché una respiración acelerada. Era la de Nicholas.
-¿Cómo has estado?.-sonrió.
Por dios que chico más cínico...
-Super bien, ¿y tú?.-
Fuerte Alisson, fuerte.
-Bien. Tal parece que ya hiciste tu vida ¿eh?.-rió.
-Claro, era lo que tenía que hacer, seguir con mi vida y dejar atrás todo.-sonreí.
-¿Él es tu hijo?.-preguntó.
-Si.-asentí.
-¿Cuántos años tiene?.-frunció el ceño.
Oh por dios...
-Tres años, esa es su edad.-dije segura.
-Pero hace tres años estabas conmigo.-susurró.
-Así es.-sonreí cínicamente.
-¿Es mi hijo?.-esa pregunta me llegó como un balde de agua fría.
Deje a Shane con Nicholas y me pare poniéndome a la altura de Thomas.
-¿Y quién dice que yo no la pasaba bien mientras estaba contigo?.-alcé una ceja.
-Estoy seguro que no, tú estabas plenamente enamorada de mi.-se encogió de hombros.
-Puede ser que si, pero eso no significa que no coqueteaba y tenia algo con otros chicos…-le guiñé el ojo.
Eso es mentira…
Me miró enojado y se fue.
Solté un suspiro y mire hacia Shane que estaba en el pecho de Nicholas a solo unos segundos de quedarse dormido.
-No lo había visto hace años.-susurré.
-¿Y sentiste algo por él?.-preguntó con la mandíbula tensa.
-Para nada.-negué.
-Papá.-Shane abrió sus ojos.
Papá...
-Shane, él no es tu papá.-reí nerviosa.
-¿Y quién es?.-susurró haciendo un puchero mientras sus ojos se iban cristalizando poco a poco.
-Tu papá....-no sabía que decirle.
-No me quiere.-dijo antes de ponerse a llorar fuertemente.
Nicholas lo abrazo y le acarició la espalda.
-Shhhh... tranquilo.-Nicholas se movía de un lado a otro lentamente para que Shane se tranquilizara.
Mi bebé abrazó a Nicholas mientras trataba de calmarse.