Las semanas continuaron y la parejita se las arreglaba para pasar varios momentos al día juntos, como hasta entonces, solo que cada vez era más difícil separarse. Solo que cada vez, era más difícil aceptar que Antoine no podía conocer a sus "suegros". Para él... porque no entendía, y para ella, porque tenía miedo... Era el único tema por el cual siempre se generaba una pequeña discusión. Era inevitable… Cada día que pasaba, Brigitte se enamoraba más de él y el miedo a enfrentar la dura realidad aumentaba. Estaba consciente que cada minuto que pasaba con Antoine podía ser el último, pero estaba decidida a afrontarlo. Ese amor que sentía por él, valía la pena. Quizás esa fuera la explicación, de que una niña consentida que nunca había conocido el amor, supiera valorarlo tanto, y tan ráp