—Señor Oz —Una voz desde la puerta de urgencias sobresalta a Adrián.
—Sí, soy yo —Se acerca a grandes zancadas hasta la enfermera. Tanto Amalia como Emma lo siguen con evidente preocupación. —¿Cómo está mi esposa? ¿Le sucedió algo a mi hijo?
—La doctora lo espera en el consultorio. Desea hablar algunas cosas con usted, señor Oz. Por favor, sígame.
Amalia deja un beso en la mejilla de su hijo antes de que él siga a la enfermera.
Desde que se oyó el grito de Olivia en el baño esta mañana, la angustia no ha dejado un solo minuto a Adrián. De cierto modo se siente culpable por la salud de Olivia y que ella haya tenido este sangrado.
En la desesperación por lo ocurrido, llamó a su madre y a su hermana y les comentó lo que había sucedido para que ellas pudieran venir a acompañarlos. De
