Han pasado dos horas enteras desde que Adrián le confesó a Olivia de su enfermedad y de su expectativa de vida.
Ella no ha dejado de llorar desde ese entonces y tampoco permite que él se acerque a ella. Está molesta, triste, desconsolada por lo absurdo que es esta situación para ella y él está desesperado sin saber qué hacer.
Adrián la mira desde el sillón donde se encuentra sentado y puede entender su enojo y su dolor. Esa era la tristeza que él le quería evitar a toda costa desde siempre, pero ahora ya no hay marcha atrás.
El desayuno aún sigue en la mesa, tal como dejó el mesero hace unas horas y por como van las cosas, lo más seguro es que esta mini luna de miel ya haya llegado a su fin.
Luego de todo este tiempo sin siquiera moverse, Olivia finalmente se levanta de la cama y v
