Răzvan —Conejita, tranquila. Todo está bien, trata de calmarte. —El hombre le toma de las manos y la mira con una intensidad tal, que casi me hace preguntarme si acaso es el mismo o lo han cambiado. —Mamá… —Ofelia la llama en un susurro—. Desdémona, Oberón, Cordelia, y yo…Ofelia. Todos estamos otra vez aquí. Su padre la mira con asombro y un gesto de no estar de acuerdo con lo que ha dicho, sus tíos se crispan y preguntan al mismo tiempo. —¿Cordelia? Wrenna deja de picar su comida y se levanta. —La cena ya acabo para mí, con permiso. Es lista, más de lo que puedo decir. Puesto que ha notado que esto es un asunto familiar. Intento imitarla, pero antes de siquiera levantarme, Ofelia pone su palma sobre mi brazo y me hace quedarme. —Quiero que te quedes —me pide con fervor en la voz.