EL ENCUENTRO

929 Palabras
[PRESENTE] -DENZEL- 5 de julio —Cariño— Escucho la voz de Leixa mientras que termino de vestirme para ir a la reunión que tengo con Taddeo. Me giro para verla aún acostada en la cama y sonrió cuando mueve sus pierna para que la sabana la destape dejando así ver su escultural cuerpo desnudo —Trata de no distraerme, por favor— Le pido entre risas —Debo irme, tengo una reunión importante— Explico y sonríe. —Solo te iba a pedir que llevaras a Cruz a casa de mis padres, tengo que ir a la inauguración del hotel— Me explica y asiento. —Si, yo lo llevo, no te preocupes— Digo y me acerco a la cama —Tú ve y disfruta de tu momento, sabes que iría, pero la muestra en el Belvedere es algo complicado— Menciono y la beso en los labios mientras que ella acaricia mi cabello. —No te preocupes, tú y yo ya hemos estrenado ese hotel— Bromea haciéndome reír. —Ventajas de estar casado con la arquitecta que lo diseño— Respondo divertido y me alejo. —Te amo— Susurra. —Yo a ti cariño, y ahora es mejor que me vaya antes que nuestro hijo empiece a gritar “¡papá!— Lo imito y reímos. —Ve, yo me iré a alistar— Se despide y tan solo disfruto del paisaje que es verla levantándose de la cama sin ropa. […] —Hijo, por favor no hagas que tus abuelos se cansen, ¿sí?— Le pido mientras peino su cabello rubio al igual que su madre y él asiente. —Chau papi— Me dice y desde el primer momento que lo escuche llamarme así, muero de amor a cada día. Con cuidado se lo doy a mi suegro y él de inmediato empieza a consentir a su nieto haciéndome reír —Después no quiere volver a casa— Bromeo y Neil sonríe. —Es nuestro único nieto, debemos consentirlo. Tú ve y encárgate de tus cosas que mi esposa y yo nos encargamos de este pequeño— Me asegura y después de agradecerle por todo, me despido de él para luego marcharme al museo. No cabe duda de que el verano es una de las épocas más hermosas en Viena. Los turistas disfrutan de las calles de la ciudad, y por supuesto de toda la historia que se esconde en muchas de sus calles. Mientras tanto, yo debo de encargarme de uno de los eventos más importantes, solo espero que Benicio haya hecho un buen trabajo contactándose con los artistas más importantes del momento. Usualmente soy yo quien se encarga de esto, pero desafortunadamente el problema en la muestra de Nueva York me ocupo más tiempo del debido. Miro la hora mientras que estaciono el auto en mi lugar asignado del Palacio Belvedere, y me bajo rápidamente sabiendo que Taddeo ya debe de estar aquí —Buenos días— Me saluda el guardia a medida que me voy acercando a la entrada del personal. —Buenos días, me quedaría a preguntarle como esta su familia, pero estoy llegando tarde— Bromeo y él solo ríe y me abre. —No me enojare, no se preocupe señor Kuffner— Me responde animado y al entrar al Palacio, comienzo a caminar hacia dónde está mi oficina. —Señor Kuffner, el señor Selvaggi lo está esperando en la sala de juntas— Explica una de las coordinadoras. —Gracias, llegue tarde— Señalo con culpa y subo la escalera lo más rápido que puedo hasta que finalmente llego al segundo piso y voy inmediatamente a la sala de juntas. Abro la puerta y así agitado como estoy saludo —Taddeo, perdóname, tuve un asunto familiar que atender— Hablo y al mirar hacia el frente, me doy cuenta de que él no está solo. Me quedo en silencio absoluto al verla a ella y ni siquiera sé que decir. —No te preocupes Denzel, recién llegamos— Responde él mientras que yo miro a Alizée y me quedo impresionado por lo diferente que se ve. Luce más elegante, su cuerpo pareciera haber cambiado también, pero todo eso para bien… es como si de pronto se hubiese convertido en una modelo, o tal vez en una artista a quien le va muy bien y no deja de salir en las portadas de revistas. —Alizée…— Murmuro tratando de reaccionar. Taddeo sonríe —Que bueno que te acuerdes de ella, la descubriste tú, pero soy yo quien ha disfrutado de su arte estos años— Expresa él y lo miro con dudas. —Si, he sabido lo bien que le ha ido— Comento mientras que ella permanece en silencio. Taddeo la mira y para mi sorpresa, él la toma de la mano —Nos ha ido muy bien en estos años— Menciona y sonríe haciendo que ella le sonría también. Trato de entender la situación, pero no sé si puedo «¿están junto? Pero… él le lleva muchos años, ¿no?» Me pregunto por dentro, pero todas las respuestas vienen pronto cuando él se acerca y la besa tiernamente. —No sabía que eran pareja— Digo con sinceridad. —¿Hablamos de la muestra? Después de todo, a eso he venido, ¿no?— Propone ella hablando por primera vez y supongo que tiene razón, que debemos concentrarnos en lo importante. —Si, claro— Contesto tratando de fingir mi asombro y voy a mi puesto para empezar con esta reunión.
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