CASA BLANCA

1339 Palabras
Katrina… Una vez que aterrizamos en Casa Blanca, me pongo mis lentes de sol antes de bajar del avión, haciendo a un lado todo aquello que pueda distraerme para concentrarme en lo que estamos por hacer. Aunque mi distracción más grande en este momento camina frente a mi observando todo a su alrededor. - Señorita su hermano quiere hablar con usted – me informa Jorge y yo ruedo los ojos. - Dile que se puede ir mucho a la mierda – respondo fuerte para que me escuche mientras subimos al auto. Estoy furiosa con Sebastián ya que pretende que me quede en casa “protegida”, sé que está preocupado por lo que sucedió en Brasil, pero hemos salido de peores, aunque nunca había estado sola. También soy consciente que por una imprudencia de mi parte casi me capturan. Pero como el casi no significa nada no voy a someterme a su voluntad. - Katrina más te vale que me respondas – escucho la voz furiosa de mi hermano mayor lo que hace que me vuelva a ver a Jorge que se disculpa con la mirada ya que puso el altavoz. - Katrina – dice con su tono de advertencia por lo tomo el celular de Jorge y lo tiró por la ventana del auto en movimiento. - Te compraré otro – respondo sin más mientras vuelve a entregarme el iPad. Durante el camino leo detenidamente la información sobre el coronel y cuál decido que el mejor momento para hacerlo es en la reunión que tendrá en unas horas. – quiero que estén atentos, el coronel estará en una reunión en la cual tendremos una sola oportunidad de atacarlo. - ¿desea algo especial? – pregunta Jorge observándome - Cuchillos – respondo observando que estamos llegando a la casa de seguridad – y que preparen todo para nuestra salida. Al bajar del auto continúo revisando la información, por lo que me doy cuenta que atacar en el restaurante sería un suicidio ya que somos tres contra un ejército. - Cambie de opinión – digo mientras entramos a la casa – no creo que sea buena idea atacar en el restaurante. - Justo en eso estaba pensando señorita – responde Jorge mientras me dejo caer en el sofá. - recuerde que usted es mejor que eso y puede hacerlo sin que correr tanto peligro. - En moto – responde Gabriel llamando mi atención - ¿supongo que es buena? - río ante su estúpida pregunta. - La mejor – respondo mientras Jorge me entrega una botella de agua. - Hagámoslo en carretera - dice y yo sonrió - ¿Crees poder seguirme el paso? – pregunto traviesa haciéndolo sonreír lo que me deja sin aliento un instante. - Preparen todo – digo poniéndome de pie para ir a la habitación a descansar un poco antes de salir. Decido darme una ducha, por lo que al entrar a la habitación me desnudo mientras camino al cuarto de baño donde abro la ducha. Mientras estoy bajo el agua el rostro de Gabriel aparece en mi mente, pero sacudo la cabeza tratando de ahuyentar el pensamiento, pero no se desvanece por el contrario solo de pensarlo siento mi cuerpo encenderse. Me lo imagino desnudo junto a mi bajo el agua besándome mientras sus manos recorren mi cuerpo, haciéndome temblar. Pero cuando lo fantasía se comienza a poner más excitante un ruido llama mi atención lo que me pone en alerta. - Quien diría que la muerte es una diosa – dice un hombre fuera de la mampara observándome de forma asquerosa – ven conmigo hermosa, sería un sacrilegio lastimarte. – fingiendo sumisión salgo de allí aún desnuda lo cual es una ventana ya que soy una distracción. - Por supuesto que sabría que yo estaría aquí – comento acercándome a él. - El coronel estaba esperando a uno de los hermanos Rivera - responde el hijo de puta tomándome de un brazo pegándome a su cuerpo – se sorprendió al darse cuenta cuál de ellos vino por lo que está ansioso de conocerte – responde acercando su rostro a mi hombro, pero de un cabezazo lo apartó tomando su arma para luego dispararle en la cabeza. - Asqueroso – digo arrogando el arma al suelo al tiempo que la puerta se abre dejándome ver a Gabriel muy preocupado tras el entra Jorge quien toma un albornoz, para entregármelo. – sabe que estamos aquí, así que debemos apresurarnos. - Voy hacer unas llamadas para decirle donde se encuentra en este momento – dice Jorge saliendo de allí dejándome a solas con Gabriel que me observa sorprendido. - ¿Esta bien? – pregunta mientras me acerco a él con un solo objetivo. - Estaría mejor su me follaras – digo antes de tomarlo del cuello atrayéndolo mi juntando nuestros labios en un beso realmente intento, pero en este momento lo que me mueve es la adrenalina. - Señorita, no me haga esto por favor – dice en medio del beso. Sonrió al comprobar que no le soy indiferente, me separo de él quien me observa visiblemente aliviado, pero rápidamente me quito el albornoz quedando desnuda frente a él. - Solo por esta vez – digo pegándome de nuevo a su cuerpo besándolo de nuevo y esta vez él no opone resistencia, por el contrario, me toma de la cintura haciendo que abrace su cintura con mis piernas. Siento que nos movemos, pero no me importa. Continúo besándolo con auténtica pasión hasta que siento que me sienta sobre algo duro. Me separo de él un instante para verlo a los ojos y lo que veo en ellos me excita aún más por lo que rápidamente le quitó la camisa y le ayudó con si pantalón el cual baja justo lo necesario para sacar su m*****o más que listo. - Señorita… - comienza a decir, pero vuelvo a besarlo ya que es lo único que quiero este momento. Siento que me penetra fuerte haciéndome abrir los ojos al sentir el tamaño de su m*****o, pero no me importa. La adrenalina que siento luego de matar a alguien es algo que me ha encantado y que por lo general descargó con sexo. - No te contengas – jadeo al sentir que me trata con delicadeza. Al escuchar mis palabras su mirada cambia, lo que hace que mi piel se caliente. Sube una de sus manos hasta mi cuello y con la otra sujeta mi cintura mientras sus embestidas aumentan haciéndome delirar de placer. - No cierres los ojos – ordena con un tono de voz ronco y muy seductor lo que hace que acate su orden al instante. Sus embestidas aumentan hasta que estoy a punto de llegar al orgasmo. Pero jadeo de sorpresa cuando él se detiene. De un rápido movimiento que pone de rodillas frente a él y sujetándome la cabeza introduce su m*****o en mi boca de una sola embestida que me provoca una arcada la cual aguanto mientras continúa follando mi boca como si de mi sexo se tratara. - Afloja – ordena mirándome a los ojos que, aunque lagrimean reflejan el placer y la lujuria que estoy sintiendo en este momento. De repente siento como se corre en lo más profundo de mi garganta. – eres una diosa – dice antes de tomarme de un brazo para acostarme boca bajo en el borde de la cama. - Gabriel – jadeo sintiendo una de sus manos en mi cabello antes de penetrarme de golpe haciéndome gritar, pero este se queda atrapado en su mano. - Silencio – dice en mi oído mientras me penetra muy fuerte. Jala fuerte mi cabello, pero en lugar de lastimarme hace que mi excitación aumente hasta que me corro temblando mientras él continúa embistiéndome fuerte hasta llegar a su orgasmo. Mientras trato de normalizar los latidos de mi corazón y mi respiración sonrió ya que fue fantástico, pero la magia se rompe cuando Gabriel sin más, se viste para después salir de la habitación dejándome sola.
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