Actualidad – Julio Oz Tomé la primera botella (que ahora yacía vacía) arrojándola contra la pared, bebí los tres dedos restantes de la segunda botella y la impacté con más fuerza que la anterior. El ascensor dio aviso de la llegada de alguien, pero no me molesté en apartar la vista del fracturado muro, aunque al acercarse logré saber quién era por su perfume. —¿Seguirás dañando la pared o prefieres decirme qué ocurre? —preguntó Rag en lo que veía el desastre que tenía en la sala. —Depende, si primero eres tan dulce de traerle a tu querido tío Oz otra puta botella Jack y un cigarrillo, quizás te lo diga —ante mi sarcasmo de mierda, volteó fastidiada sus ojos dirigiéndose a la cocina y el bar. Estos últimos meses han estado cargados de muchas charlas con ella donde me ha contado las exp

