El oficial Fidencio Costa y el inspector Robinson, se miraron extrañados por las palabras de uno de los pacientes del hospital. —Les dije que ya di declaración a uno de los suyos —espetó Daniel con fastidio, poniendo los ojos en blanco—. No me gustan esas cosas policíacas o de interrogatorios. ¿Por qué no hacen todas las preguntas que requieren y ya? —Está diciéndome que alguien ya vino haciendo preguntas –cuestionó Robinson con el ceño fruncido. A su lado, el oficial Costa estaba terriblemente serio. Por su mente, pasaba la interrogante de quién sería el hombre que había estado averiguando cosas sobre el asunto del bar y sus implicados. —Le aseguro que ninguno de nuestros hombres había venido para pedir declaraciones en cuanto al caso —dijo inspector Robinson de manera seria—. ¿Cómo