Susana sintió que el aire se había ido por completo del cuerpo, las manos comenzaron a sudarle sin poderlo evitar.
Muchas veces en sus sueños, Marco le había pedido matrimonio y su boda era como un cuento de hadas, pero en esa época, la castaña no tenía esperanza alguna de que un suceso así se convirtiera en realidad.
Ahora podía decir sin duda alguna, que los sueños se cumplen, porque allí estaba, el hombre de sus sueños pidiéndole matrimonio, con una clara expresión de anhelo.
Él la amaba, en verdad lo hacía.
Esa satisfacción de estar segura de algo y alguien, era una realidad que nadie podía quitarle, por lo que estaba dispuesta a apostar por la felicidad en su vida a partir de ahora.
—Sí, quiero —musitó con voz queda, tratando de no deshacerse en lágrimas—. Sí quiero casarm…
M
