Muchos pensamientos diferentes atravesaron sus mentes al salir del antiguo teatro.
Al subir al coche Liluina se recargó sobre el asiento, su teoría de que la villa Día Luna en el condado nevado contenía un tesoro fue cierta, solo que no era un objeto que pudiera encontrar en el sótano, sino Gabriel, Sirey debía viajar al norte y conocerlo, pero en lugar de eso, fue Liluina quien lo encontró.
– No pensé que esto pasaría – se disculpó Lucas.
– No es tu culpa.
Ninguno tenía forma de saber que descubrirían esa verdad.
En el coche de Cadmia y Adán había silencio, ninguno pudo mirarse a los ojos durante un largo tiempo hasta que Cadmia apretó las manos en puños – sabía que algo era extraño, todas las veces que nos encontramos, era demasiado perfecto – sus ojos lagrimaron – fue porque esa ma
