En total la máquina entregó cincuenta y cinco mensajes que Sarah Nova fue recopilando a cambio de cincuenta y cinco tazas de café. Ethan estaba sentado en el suelo mirando el mensaje que tenía su nombre, ocupado como estaba cambiando las hojas y revisando que hubiera suficiente tinta, lo encontró hasta el final, el mensaje era de su padre y le hablaba sobre lo mucho que lo extrañaba y cuánto deseaba que él estuviera bien, a salvo, y viviendo su vida como un anciano ermitaño rodeado de inventos. En mucho tiempo desde que su familia fue asesinada, Ethan sonrió. Todos los mensajes fueron doblados y metidos en cartas con los nombres escritos, Ethan los llevó todos en una mochila y al abrir la puerta de su casa percibió el aroma de la carne asada, en la cocina estaba Viola – ¡sabes cocinar!

