¡Lago lagartija! Recibía ese nombre por su forma, sí se miraba en el mapa el lago parecía una lagartija acostada recibiendo la luz del sol y ellos se encontraban en la cola, Renata se detuvo para tomar un poco de agua y lavarse la cara, a poca distancia de ella un soldado se dispuso a orinar y ella lo golpeó. –¡Oye! – Ve a buscar un maldito arbusto, estamos llenando las botellas de agua. El soldado se dio cuenta y maldijo a Renata, había mucha agua en el lago y muchos orinaban en ella, solo se molestaba con él para demostrar que el joven Le Mar la favorecía. Sebastián Le Mar tomó agua para humedecer su rostro y estiró las piernas, estaba acostumbrado a no usar el tren y tomar caminos aledaños, era útil, especialmente cuando necesitaba desaparecer del mapa sin dejar rastros, pero ese v

